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Donde quiera los graciosos campanarios de bonitas iglesias, la estructura de las casas, las numerosas arboledas y la disposicion de los objetos ofrecen á la vista del viajero paisajes pintorescos, que contrastan con los severos de las montañas y los valles alpestres. Winterthur, situada casi en la mitad del trayecto, es la única villa ó pequeña ciudad importante en que se toca.

No tenía Doña Paca habitación para él, y aun acomodarle en el pasillo habría sido difícil, por estar lleno de plantas tropicales y alpestres; además, no era pertinente ni decoroso que un señor reputado por elegante y algo calavera, viviese en compañía de cuatro mujeres solas, tres de las cuales eran jóvenes y bonitas.

En efecto, desde la salida del arrabal de Aarmuhle comienza una hermosa alameda que va á terminar en el puerto de los vapores del lago de Brienz, compuesta de dos filas de magníficos olmos y nogales, detras de las cuales se extienden lustrosas praderas y se destacan formando calle veinticinco ó treinta hoteles de construccion elegante, rodeados de jardines, terrazas y pabellones de verdura; hoteles que alternan en su larga fila con numerosas casitas de artístico aspecto, donde el viajero encuentra tiendas de perfumería y objetos de viaje, armas y una gran profusion de pequeños museos compuestos de vistas de tipos y paisajes, curiosidades alpestres, cristales tallados, juguetes y muebles nacionales trabajados con madera, hueso, marfil, cuerno, etc., y curiosas muestras de los bordados y tocados del país.

Muchos llevaban colgados de los hombros por correas charoladas magníficos gemelos para que no se les escapasen los mínimos detalles del paisaje. Y abundaban asimismo los bastones alpestres como si marchasen a alguna expedición peligrosa al través de las montañas. El tren especial constaba de dos coches-salón, un sleeping-car y un furgón.

Y todo eso realzado por cierta originalidad de vestidos que, sin tener la gracia de los alpestres y meridionales, ni la curiosa extravagancia de los bretones, normandos y alsacianos, nos revelaban una tendencia notable hácia las combinaciones pintorescas.

La víspera, las estribaciones de los montes y los pastos alpestres estaban completamente libres de escarcha; bien se distinguía el color pardo ó amarillento en las desnudas rocas, del verde en bosques y prados y del rojo en los brezos. Por la mañana, al despertar, el blanco manto nevado ha cubierto hasta los promontorios salientes.

Nada mas majestuoso en su género que esas montañas empinadas casi verticalmente sobre el lago, cubiertas de bosques seculares y sombríos, con algunas praderas naturales en las estrechas faldas, salpicadas de numerosísimos chalets ó casas de pastores que de léjos parecen microscópicas moradas de animales alpestres.

Pues bien: con todo eso, y a pesar de todo eso, nuestra high-life sigue siendo tan española como en lo antiguo, y no necesita el autor de comedias y de novelas, a fin de conservar el color local y nacional de sus personajes, buscarlos bajo las ínfimas capas sociales, o ir por ellos a las Batuecas o a los más esquivos, alpestres y recónditos lugares. El Sr.

La primera época hasta donde alcanza la historia con alguna precision respecto de los habitantes que los Romanos denominaron Helvecios ó Helvetos, ofrece apénas un enjambre de tribus bárbaras, de carácter áspero y ruda constitucion física, diseminadas en las montañas y planicies desde la orilla setentrional del lago Leman hasta la márgen izquierda del Rin central, y desde las alturas alpestres de los Grisones ó Rhetianos hasta las faldas del Jura vertientes del lado del Franco-condado meridional.

Dominado y estrechado el valle por los contrafuertes de las dos opuestas serranías, que bajan casi hasta tocarse en San-Mauricio por los estribos del grupo del Mediodía y el de Morcles, donde quiera se ofrece el bello contraste de los inmensos murallones alpestres, de severo aspecto y vegetacion sombría; los grandes derrumbes que surcan las faldas de los cerros; el curso atropellado del Ródano, cuyas cenicientas aguas desbordan sobre la llanura pedregosa, produciendo pequeñas ciénagas, y las alegres plantaciones de todo género en cuyo fondo se destacan numerosas aldeas, no sin gracia en su aspecto, pero desnudas de interes.