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ABIND. Su historia me mueve. Pero dime, Alborán, así los cielos Te dejen ver el fin de tu esperanza, Y lo que quieres bien gozar sin celos; Ansí en el campo la gallarda lanza Y en la plaza tu caña sea famosa, Y el Rey te su Alhambra en confianza; Ansí de amiga cara o dulce esposa, Si dellos tienes esperanzas vanas, Alcances hijos, sucesión dichosa; Y dellos, en moriscas africanas, Los nietos, que colgados de tu cuello, Con tiernas manos jueguen con tus canas Ansí primero veas su cabello Nevado que tu muerte, y lleno acabes De fama y años, que Alá puede hacello, Que me digas, pues yo que lo sabes, Si soy yo Bencerraje, y si deciendo De los que alabas y es razón que alabes, O, como por ventura estoy temiendo, Soy hijo del alcaide de Cartama, Puesto que la verdad del alma ofendo; Que por la fe que el noble estima y ama, De guardarte secreto eternamente.

O quédate, si por dicha Abindarráez quisiere Saber nuevas. ABIND. No hay que espere Después de la nueva, dicha. Aquí mi esperanza muere. ZOR. Ven , Jarifa, que tengo Vase ZORAIDE. Que hablarte. JARIFA. Adiós; luego vengo. Vase JARIFA. ABIND. ¿Que aquí mi padre se queda? ¿Posible es que vivir pueda La esperanza que entretengo? Alborán, ¿que no hay jornada?

Dios os guarde y os haga dichosa, aunque tenéis partes para no serlo, y más si heredáis mi fortuna, hasta que tengáis consuelo, como vos lo sois mío. ABINDARRÁEZ. JARIFA. ZORAIDE. ALBORÁN. NARVÁEZ. NU

ALBOR. Fuése la lengua engañada Al nombre ilustre que oíste; Que ya no hay en todo el mundo Sino . ABIND. ¿Cómo? ALBOR. No digo Sino que eres segundo Al valor de que es testigo Cielo, tierra y mar profundo. ABIND. No, Alborán, eso me di. Dame esa mano. ALBOR. Mancebo ¡Qué deudos perder te vi! Reviente con llanto nuevo El alma de nuevo aquí.

ABIND. Hoy acabáis de vencer, Como otro Alejandro, el mundo. Parece que agora en él No cabe vuestra persona, Y que os laurea y corona Por reina y señora dél. JARIFA. Si así fuera, dulce hermano, Vuestra fuera la mitad. ABIND. ¿Tanto bien a mi humildad? Dadme vuestra hermosa mano. ZORAIDE, alcaide de Cartama, ALBORÁN, moro. ZOR. ¿Eso dicen en Granada Del buen Fernando?

Habría potaje de garbanzos con espinacas; como principal plato de resistencia, bacalao en sobrehúsa; y como plato ligero o de chanza delicada, una exquisita alboronía, que pudiese celebrar, si resucitase, el mismo famoso cocinero de Bagdad, que la inventó, dándole el nombre de la bella Alborán, sultana favorita del califa Harun Al Raschid, héroe de Las mil y una noches, princesa a quien dicho cocinero tuvo la honra de dedicarla.

Huélgome mucho de hallaros En esta ocasión aquí: Llegad, que quiero abrazaros. ABIND. Sin duda trae Alborán Buenas nuevas. ZOR. No me dan Poco gusto, si este invierno Descansare del gobierno De militar capitán. ABIND. ¿Dejó Fernando la guerra? ALBOR. Por este año está olvidada.

ZOR. Hijo, el Rey me lo escribe, el Rey lo manda: Yo voy a responder y obedecelle. entre tanto, Jarifa, haz que aperciban Tus mujeres tu ropa, que esté a punto, En tanto que Alborán parte a Granada. JARIFA. Ansí lo haré, señor, que a la partida Ya estoy desde esta tarde apercebida. Váyase el ALCAIDE.