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Estamos muy entretenidos, conversando. ¡Ah!... ¡don Melchor!... ya tuvo una excusa repuso Baldomero, y agregó: ¡Este don Melchor tiene más aguante que la máquina del tren!... ¡Capaz de oírlos toda la noche!...

Seguía creyendo, pero con cierta inquietud, en sus dos horas de aguante. ; contaba con ellas. Dos horas y más nadaba allá en su playa sin cansancio.

Pero era éste incansable y no dejaba piedra por mover para conseguir su condución á aquellas provincias; con que á costa de bastantes trabajos halló, finalmente, dos hombres de aguante, con quienes se concertó para que le guiasen y llevasen hasta las primeras Rancherías de los Piñocas.

¡Ya salen «a hacer» señoras! decía el Tato en su argot canallesco . ¡Brrum! ¡Paso a don Juan Tenorio...! Cuando ya no salían más canónigos, el perrero hablaba a su tío del cardenal. Está estos días dado a los demonios. En palacio no hay quien le aguante. La dichosa fístula le trae loco. Pero ¿es verdad que tiene esa dolencia? preguntó Gabriel. ¡Anda! Todo el mundo lo sabe.

Así y todo, estaba usted dispuesto a que se la llevara su primo. O no se la llevaría, señor don Claudio, aun suponiendo que mis planes hubieran prosperado; porque entre acordarlo y realizarlo, puede haber otra vuelta a Méjico, que no está a la puerta de casa; y con unas dilaciones y con otras y tan separados los dos, un año se pasa pronto; mientras que este otro lío no da aguante...

Jacobo no se aturdió, ni Tom Sickles tampoco; empuñó el primero las riendas sin hacer ningún movimiento y saltó el segundo fuera del coche, abalanzándose a la rueda opuesta a la hundida, y tirando hacia el centro del camino con todas sus fuerzas; la vieja casera acudió en su ayuda, tirando con sus descarnados brazos, que parecían tener el aguante de dos poderosos cables.

185 Ya les conozco sus mañas, le conozco sus cucañas; como hacen la partida, la enriedan y la manejan; deshaceré la madeja aunque me cueste la vida. 186 Y aguante el que no se anime a meterse en tanto engorro o si no aprétese el gorro y para otra tierra emigre; pero yo ando como el tigre que le roban los cachorros.

Con su pan se lo coma, y cada palo aguante su vela. Pero yo quiero que usted tenga conduta y no pase malos ratos, ni se vea, como hasta ahora, entre las uñas de los usureros. ¡Ay, si cuanto dices es la pura razón! que sabes, que vales, Juliana. Cierto que tienes el geniecillo un poco fuerte; pero ¿quién no ha de alabártelo, si con ese ten con ten has domado a mi Antonio?

Y riendo se escanció bonitamente tres ó cuatro vasos de sidra, y uno en pos de otro dándose casi la mano los introdujo en las inmensas oquedades de su vientre, donde apenas se notó su presencia. El capitán empezó á sentirse más inquieto. Ya sabemos que era hombre de poco aguante.

«Hijo mío, , dijo la madre prorrumpiendo en llanto . Vete con Dios, y solitas Benina y yo, viviremos con alguna tranquilidad. Puesto que has encontrado quien cargue contigo, y tienes ya quien te cuide y te aguante, allá te las hayas. Yo no puedo más».