United States or Trinidad and Tobago ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al compás de los madrigales, los abates hacían el amor callandito en los salones. Los amantes, que componían versos de casto é insípido pastorileo, no podían entrar en las casas como aquéllos á quienes encubría su dignidad, y entraban disfrazados ó empleando los más extravagantes y rebuscados medios. Con la sociedad nueva vino la moda nueva.

Corrigiendo las pruebas de tanto libro religioso notaba Gabriel el profundo respeto que aquella ciencia despreciada infundía a los buenos abates franceses, de cultura muy superior a la de los canónigos de allá abajo.

Allí iban también de paseo a la hora de medio día en invierno y por las tardes en verano las damas a la moda y los petimetres, abates y enamorados, ocurriendo con estos mil lances y escenas de que nos ha dejado retrato muy vivo D. Juan del Castillo en sus sainetes urbanos, no menos graciosos y verdaderos que los populares y consagrados a la majeza.

En 1821 estos procedimientos estaban aún en boga, y Bozmediano era maestro consumado en el asunto. Conocía el resorte de los barberos, de las terceras, de los abates, siendo muy diestro en el uso de disfraces, engaños y supercherías amables, como entonces se llamaba á estas cosas.

5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra ? 1 Al Vencedor: a los hijos de Coré: Masquil. 2 con tu mano echaste los gentiles, y los plantaste a ellos; afligiste los pueblos, y los arrojaste. 3 Porque no heredaron la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.

5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y bramas contra ? Espera a Dios; porque aún le tengo de alabar por las saludes de su presencia. 7 Un abismo llama a otro a la voz de tus canales; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre . 8 De día mandará el SE

La sociedad que se imponía á la nuestra era menos grande, menos valerosa, menos apasionada; pero más culta, más refinada, más hipócrita. Con ella vinieron los abates, y vino la literatura clásica, fría, ceremoniosa, falsa, hipócrita también. La poesía pastoril, último grado de la hipocresía literaria, tuvo un renacimiento funesto en el siglo pasado.

Los dos hombres que habían de guiar la carroza iban con rizos empolvados y calzón y casaca negros, como los abates del último siglo; los pertigueros y varas de palo se adornaban con golillas almidonadas y pelucas; el brocado y el terciopelo cubría a toda la gente de las Claverías, que apenas podía comer. Hasta los acólitos llevaban dalmática de oro.

Había muchos clérigos, y además gran cosecha de abates, gente toda que vestía con primor y coquetería. Los que á tal industria se dedicaban obtuvieron pingües ganancias, y esto fué causa de que se dedicaran á explotarla muchos menestrales de ambos sexos, educados al principio en la sastrería profana.

Así las miriadas de mogigatos, sacristanes, legos, frailes, monjas, ermitaños, abates, canónigos, curas y obispos, sobrevenidos por generación espontánea de alimañas en el pensamiento cristiano, estancado desde el siglo III y corrompido en consecuencia inevitable, por los credos, los dogmas, las bulas, los breves y los cánones.