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Actualizado: 14 de mayo de 2025
He de saber cómo es Dios, cómo es el alma humana, de dónde salimos las plumas y á dónde volvemos, después de dar nuestro último vuelo e el viaje de la existencia.» Y así transcurrió un lapso de tiempo indeterminable, y ni se veía el fin de la Ciencia, ni la sed de saber encontraba donde saciarse por completo.
Volvemos á repetir que Manila, ó mejor dicho la nueva Manila, que la forma la inmensa población que se ha creado fuera de los fosos, podía ser una segunda Venecia, no lo es, no por falta de deseos, no por falta de conocerlo, sino porque se opone hoy por hoy la tradición de la costumbre, la indolencia que crea el suelo, la manera de ser de la localidad y los cuantiosos caudales que habían de gastarse en la limpieza, arreglo y conservación de los muchos esteros que serpentean por Binondo, Quiapo y Tondo.
A vista de esta notable desigualdad, volvemos á preguntar: Padres Curas ¿qué delito hemos cometido contra nuestro rey y señor para tan desmedido castigo?
Si volvemos ahora la vista á las provincias orientales de España, observaremos la pronta acogida que tuvo la poesía provenzal, y las imitaciones que se hicieron de ella. La causa externa de este favor, que se le dispensó, fué la dominación de la casa de Barcelona, que hablaba la lengua de Oc, y desde principios del siglo XII se extendió á casi todas ellas.
Apenas el duque se volvió de haber acompañado á la duquesa hasta las escaleras, cuando un criado le dijo: Señor, Francisco Martínez Montiño, cocinero mayor de su majestad, solicita hablar á vuecencia. Lerma mandó que le introdujesen, y le recibió en su despacho. Volvemos á tener en escena al mísero cocinero mayor.
El pobrecito está en pleno delirio continuó don Carmelo . En vano le dicen que vamos a Buenos Aires y que llegaremos pronto. Cree que volvemos a su país; y si al fin duda, pide que lo llamen a usted, señor Maltrana. «Que venga don Isidro.
Hemos comido en el restaurant de Santa Teresa, en donde despedimos al cochero; luego hemos paseado por el jardin del palacio Real, nos sentamos durante hora y media, haciendo tertulia al venerable Lesperut, y volvemos á casa despues de las once. ¿Qué hará Luisa? dijo mi compañera, al entrar en la calle de Buenavista. Acordarse del estudiante de Estrasburgo, contesté yo.
Yo le digo una cosa, «pues a eso que tú llamas fuerza, lo llamo yo espíritu, el Verbo, el querer universal; y volvemos a la misma historia, al Dios uno y creador y al alma que de él emana». Don Evaristo, en tanto, miraba a Refugio, examinándole el rostro, la boca, el diente menos.
Devuelven la juventud y la dicha; porque aquí, en estas cimas, se olvidan lo mismo los padecimientos del cuerpo que las amarguras del alma. Desgraciadamente, al bajar volvemos a encontrarlos en la llanura y en la ciudad, donde nos esperan. Cuando terminé mis cinco actos, hízose necesario marchar y alejarse de tan hermoso país.
Y ahora que restituidos al hogar doméstico escribimos aquellas impresiones, trayendo á la memoria aquellas punzadas de melancolía por la ausencia de la esposa y de los hijos, que tenemos ya á nuestro lado, volvemos á esperimentar una suave tristeza de no ver más lo que entonces vimos. ¡Oh mezquina condicion de la humana criatura, nunca del todo satisfecha!
Palabra del Dia
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