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Actualizado: 14 de junio de 2025


¿No sabes que dijo D. Teodoro que los que nos criamos aquí nos volvemos piedras?... Yo no quiero ser una piedra, yo no. Yo... ¿para qué voy? dijo la Nela con amargo desconsuelo . Para ti es tiempo, para es tarde. La Nela dejó caer la cabeza sobre su pecho y por largo rato permaneció insensible a la seductora verbosidad del futuro Hipócrates.

Los campos de China durante más de dos siglos, la invasión de Manila por los piratas que hacían temblar al Celeste Imperio, y más tarde la gran bahía llena de naves inglesas, son imperecederas epopeyas en que las órdenes monásticas han vertido su sangre, su persuasión y sus caudales. El cosmopolitismo del bien, volvemos á decir, está sintetizado en el convento.

Bueno y santo es ser humilde, no rebajar á nadie para realzarse á si propio, y reconocer nuestra condición miserable y pecadora, sobre todo cuando pensamos en Dios y en sus perfecciones infinitas, y cuando, encendidas ya en amor de Dios nuestras almas, volvemos los ojos hacia las criaturas que son obra de Dios y á quienes por amor de

Bueno, bueno, vengo enseguida. Y fue al balcón derechamente. ¡Juan! ¿Y Ana? ¿Cómo está Ana? El balcón de la directora estaba ya vacío. Ya está bien: ya está bien. ¡Yo no sabía dónde estabas! Y volvemos ahora al pie de la magnolia, cuando ya llevaba días de sucedido todo esto, y Sol estaba en una banqueta a los pies de Lucía, sentada en un sillón de hierro.

Y andamos, cruzamos un río, nos detenemos un momento en una estación, volvemos a ponernos en camino, atravesamos de nuevo el mismo río sobre otro puente. La francesita, atónita, se estrecha contra el marido, que a su vez tiene la fisonomía inquieta y preocupada.

46 Entonces Pablo y Bernabé, usando de libertad, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase la palabra de Dios; pero como la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. 49 Y la palabra del Señor era esparcida por toda aquella provincia.

Ya es la tarde dijo ; el bufón vendrá... vendrá... de seguro... no puede tardar... el tío Manolillo tiene un gran interés por Dorotea; acaso la ama... acaso es por ella tan desgraciado como yo... por él... él puede mostrar al mundo su desesperación; él no está adherido al claustro; él no está ligado por ningún voto, por ningún juramento; él puede decir sin temor al mundo: yo soy hombre; ¡yo!... yo me veo obligado á hacer creer que soy un cadáver vivo, un cuerpo sin corazón, un alma sin pasiones... ¡Mentira! ¡mentira repugnante!... Hay momentos en que lo intenso de nuestra desesperación, que se concentra en un ser que no pertenece al mundo, nos hace mirar con desprecio todo lo que al mundo pertenece; hay momentos en que creemos que nuestro corazón ha muerto, que no existe nada que pueda hacerle latir; necesitamos la soledad y el silencio y las tinieblas, todo aquello en que hay menos vida, todo aquello que habla más al alma, entonces nos arrojamos al pie de un altar, pronunciamos un voto; después... ¡oh! después, cuando el tiempo, que si todo no lo cura, lo gasta todo, ha cubierto con una capa más ó menos densa de olvido, de ese polvo que cae sobre el alma, nuestros dolores... ¡oh! entonces... entonces... podemos ver otro ser... una mujer, por ejemplo... y entonces volvemos con desesperación los ojos en derredor de la prisión que encierra, no nuestro cuerpo, sino nuestra alma... de ese claustro que nos dice con su silencio: soy tu sepulcro ó tu infierno.

Kasper, con la mano apoyada en el cañón de la carabina, parecía muy contento de su cacería, y Materne, frotándose las manos, decía: Yo estaba seguro que les traería a ustedes algo; nosotros, lo mismo mis hijos que yo, nunca volvemos con las manos vacías. En fin, ahí está.

exclamó Toubac ; si no ha sido el Diablo, ha sido, desde luego, Yégof. Pero me parece dijo Hullin que tres o cuatro hombres decididos podrían arrollar uno de esos puestos. No; se apoyan unos en otros, y al primer disparo tendríamos un regimiento a la espalda contestó Brenn . Pero supongamos que se puede pasar. ¿Cómo volvemos con los víveres? Es imposible; esa es mi opinión.

No más cubiletes de cerveza ni medias raciones de cecina, cuanto te veas otra vez en Horla, sino vino gascón á diario y carne asada hasta que te hartes. Lo que en Horla haré, sargento, si allá llego otra vez, está por ver; lo que es que por ahora voy á meter mi casco en esa caldera y á comer cuanto pueda, por si no volvemos á ver un guiso en todo el día.

Palabra del Dia

lanterna

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