Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 30 de junio de 2025
El tercer oficial había salido de su camarote casi desnudo, restregándose los ojos soñolientos. Caragòl estaba en la popa, mostrando su abdomen bajo el revoloteo de la suelta camisa y llevándose una mano á las cejas á guisa de visera. Lo veo... lo veo perfectamente... ¡Ah, bandido! ¡hereje!
Para ellos no había conserje, cargos ni títulos dignos de su consideración, y pasaban por en medio del mismísimo claustro de profesores, sin ocurrírseles llevar la mano á la visera por vía de saludo. Sólo temían y respetaban, y hasta querían, á su propio catedrático, el que ya no existe, don Fernando Montalvo.
¡Mi amo! dice el otro, mirándolo con el rabillo del ojo por debajo de la visera de su gorra... Llevo veintiocho años a vuestro servicio... y vuestro difunto padre ha sido siempre bueno conmigo... ¿Para contarme eso has venido a despertarme a media noche?...
Y señaló á tres hombres de mar confundidos en la corriente de uniformes diversos y tipos de distintas razas que pasaba rozando las mesas del café. Los había reconocido por sus gorras de seda con visera, sus chaquetas azules y su obesidad grave de marineros mediterráneos que han conseguido cierto bienestar. Debían ser patrones de barca.
Me parece que es angosta para lo que usted la quiere». Otras veces dudaba o aparentaba dudar si tenía lo que le pedían. «¿Gorritas para niño? ¿Las quiere usted de visera de hule?... Sospecho que hay algunas, pero son de esas que no se usan ya...».
Vestía una especie de levita militar, abotonada hasta el cuello. Su tocado era una mala gorra con visera. Llevaba al hombro un palo grueso, del que pendía una cajita de caoba, cubierta de bayeta verde; un paquete de libros, atados con tiras de orillo, un pañuelo que contenía algunas piezas de ropa blanca, y una gran capa enrollada. Este ligero equipaje parecía muy superior a sus fuerzas.
Una vez derribado le puso el puñal al rostro por entre las barras de la visera y el temible pirata permaneció inmóvil, único modo de evitar la muerte que tan de cerca le amenazaba.
-O vencido o vencedor que salgáis desta empresa, señor caballero -respondió el de los Espejos-, os quedará tiempo y espacio demasiado para verme; y si ahora no satisfago a vuestro deseo, es por parecerme que hago notable agravio a la hermosa Casildea de Vandalia en dilatar el tiempo que tardare en alzarme la visera, sin haceros confesar lo que ya sabéis que pretendo.
«Oh, Mesía era más noble, luchaba sin visera, mostrando el pecho, anunciando el golpe.... No había abusado de su amistad con don Víctor, no había insistido. ¡Pero los dos la amaban!». La tristeza de Ana encontraba en este pensamiento un consuelo dulce sino intenso. «Ella no podría ser de ninguno; del Magistral no podía ni quería.... Le debía eterna gratitud... pero otra cosa... sería un absurdo repugnante.
Era el primero de ellos un caballero armado de punta en blanco, que montaba brioso corcel negro con blanca estrella en la frente. Parecía el jinete de corta estatura pero robusto y ancho de hombros, y llevaba calada la visera, sin empresa ni blasón sobre el blanco arnés ni el liso y bruñido escudo.
Palabra del Dia
Otros Mirando