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Actualizado: 21 de junio de 2025
Soñó con la creación de una flota de vapores que llegasen hasta las costas del Pacífico; quería aportar su concurso al renacimiento victorioso de la raza que había descubierto la mayor parte del planeta. Su nueva fe le hizo ser más amigo del cocinero del buque, sintiendo la atracción de sus inconmovibles ilusiones.
Este pensamiento conmovió á Clementina. Hasta entonces no había imaginado más que un Roussel amenazador y terrible, avanzando armado de derechos iguales á los suyos y reclamando su parte de afecciones, de dicha y de esperanza, y en un momento se figuró un Roussel aniquilado, vencido, aproximándose tímido, suplicante y dispuesto á consentir que se pusiera sobre su cabeza un pie victorioso.
La tarea era más ardua, aunque al principio menos lucida. Todo ello, no obstante, no se oponía, y ya el Padre Ambrosio lo pronosticaba, a que, salvado el valladar del enorme continente nuevo, surcasen las quillas castellanas más largos y desconocidos mares, diesen la vuelta al mundo y encontrasen, caminando siempre hacia el ocaso, a los portugueses en el extremo Oriente victorioso.
La señorita de Mory, con quien había sostenido controversias reñidísimas sobre la naturaleza del amor y la amistad, las dulzuras del recuerdo, las amarguras del olvido, la simpatía y todo lo demás referente al corazón, en las cuales siempre salía, por de contado, victorioso, había llegado a aborrecerle de muerte.
Las señales de espanto reaparecieron alrededor de sus labios, y sus ojos abiertos sondeaban los espacios con una especie de extravío, su propio pensamiento la arrastraba, y, sin embargo, era ese mismo pensamiento el que, hacía un instante, le había inspirado el valor de arrojar a sus enemigos un victorioso reto.
Mientras una gota de sangre inmortal aliente en mis venas, CERVANTES no triunfará. ¿Cómo permitir que el libro que echa al suelo mi gloria y ridiculiza mis hazañas se alce victorioso? JÚPITER; yo te ayudé en otro tiempo: atiende, pues, ahora á mis razones. ¿Oyes, justiciero JOVE, las razones del valeroso MARTE, tan sensato como esforzado?
De este encuentro contaba Martí: «Me siento puro y leve, y siento en mí algo como la paz de un niño. ¿Por qué me vuelvo a acordar ahora de la larga marcha, para mí la primera marcha de batalla que siguió al combate victorioso con que nos recibió el valiente y sencillo José Maceo?
Mas de que, la postrer noche, questando él en su oracion, que tornó á él el Viracocha en figura de hombre, y estando despierto, y que le dijo: "Hijo, mañana te vernán los enemigos á dar batalla, y yo te socorreré con gente, para que los desbarates y quedes victorioso."
Me refugiaba yo en el recuerdo de Angelina, como en un puerto salvador; me repetía una y mil veces cuanto ella me había dicho, sus palabras más tiernas, sus frases más doloridas, las expresiones que más hondamente habían penetrado en mi corazón, y cuando me creía victorioso y alardeaba de haber triunfado en mí mismo, la voz de Gabriela, el eco de su piano, el ruido de su falda, el aroma de sus vestidos, cualquiera cosa suya me hacía estremecer, y me sentía débil como un niño, impotente para resistir una mirada, la más indiferente, de sus ojos azules.
»El desairado llora en silencio su desaire, y el victorioso mozalbete goza sin reparo de las incomparables delicias que puede ofrecer aquel tesoro de hermosura.
Palabra del Dia
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