Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
Ello es que un acreedor habia caido sobre la herencia negativa, y el jóven huérfano, que tenia como 25 años, sufrió una doble amargura. Como pudo se fué luego á Paris «á pedir justicia al emperador», según decía, como si el emperador tuviese algo que ver con el asunto, y en Paris acabó de perder el juicio.
No he de detallar los diversos motivos de aquel caso, que se debió principalmente á las gestiones que en el Japón y en el ánimo del rey de Vojú hizo un fraile misionero hijo de Sevilla, donde había vivido en 1574, fray Luís Sotelo, el que más tarde sufrió allí cruento martirio.
Allí había pasado los primeros años de la juventud; allí había soñado con damas, galanes, romances, raptos, aventuras, trajes y aplausos; allí, sobre todo, sufrió las primeras noches de insomnio pensando en Juan. Por la noche, ya en su nueva casa, permaneció largo rato, primero echando cuentas por los dedos y luego haciendo números en un papelito. Temía que le faltase dinero.
El silencio para siempre, la amarga satisfacción del no ser, la grandiosa monotonía de la eternidad libre de toda alteración. ¿Por qué no iba él dentro de aquella caja? ¿Por qué no había caído cuatro años antes, cuando sufrió una pulmonía que puso en conmoción a toda su familia? Al menos habría muerto creyendo en su madre, y al partir le hubiera consolado un gesto, una lágrima de aquella mujer.
Más tarde la firma de Capus sufrió un eclipsamiento de varios años, que acaso fueron muy tristes, y durante los cuales el futuro autor, aleccionado por las hieles de la vida, adquirió esa filosofía bonachona y paciente que caracteriza toda su labor.
Porque aunque lamenta como particular la ofensa, el robo y las pedradas que mi huésped sufrió, como ministro del Imperio, ve ahí una dulce oportunidad para exigir a la ciudad de Tien-Hó, en concepto de indemnización, y en castigo de la injuria hecha a un extranjero, la importante suma de trescientos mil francos.
Pero aquella entrevista, que con la mejor intención preparó el Asistente, fué harto desgraciada, pues, al verse frente á frente los dos enemigos, después de algunas frases altas, Ortiz de Zárate acometió de pronto furiosamente al conde, y con una espada lo hirió traidora y mortalmente, sin que pudiera impedirlo el de Palma, que por sujetar al agresor sufrió también de éste algunos golpes.
Papá se había encontrado sin duda algo desconcertado al ver a Roberto, pues, seguramente, tenía todavía sobre sí el peso de la pérfida carta de la tía; había hecho un ademán de negativa al oírle formular su petición; pero, en el mismo instante, Marta se había presentado. ¡Cuán pronto había vuelto a encontrar sus fuerzas, la pobre enferma, que, pocos minutos antes, yacía agotada en el sofá; cuán pronto había olvidado las penas, los dolores que sufrió durante años!
Los que eran de la ciudad reconocieron a la Marquesita, y al alejarse contestaron sus insultos con palabras tan clásicas como impúdicas. ¡Pero qué punta aquella! De no ir de prisa, la hubieran dado una zurra por debajo de las enaguas... La columna sufrió cierto reflujo al subir la cuesta que conducía a la plaza de la Cárcel: el sitio de peor sombra de la ciudad.
Al día siguiente fue pasado por las armas en el foso de las fortificaciones D. Santos Ladrón, que murió valiente como español y resignado como cristiano. Después sufrió igual suerte Iribarren, cabecilla menos célebre que el primero.
Palabra del Dia
Otros Mirando