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Actualizado: 30 de abril de 2025
Allí, en toda esa comarca primorosa, ardiente paraíso de Nueva Granada, se ve la vida social, el desarrollo activo, la civilización. De Honda para abajo, siguiendo el curso del Magdalena, la escena cambia enteramente.
Es un sacerdote que tuvo mucho seso. Está meditando ahora la carta que ha de dirigir al Papa en este día, siguiendo una costumbre que se repite infaliblemente en los trescientos sesenta y cinco de cada año, y ya lleva veinte de encierro.
Lo que yo niego, y esta es la cuestión, es que las bellas artes progresen como progresa la química o la cirugía, y que la superioridad de las novelas francesas y rusas sobre las nuestras, consista en que aquéllas están escritas siguiendo los preceptos de un arte exquisito y profundo recién inventado.
El Conde intentó seguirla, la vio de lejos entre la multitud; pero detenido por el oleaje de las máscaras, no tardó en perderla de vista. Después creyó volver a verla... Sí, sí, era ella... y en el momento en que, siguiendo sus pasos, llegó hasta el vestíbulo y creía poder alcanzarla, la vio precipitarse en un carruaje magnífico que dos soberbios caballos arrastraron a todo galope.
¡Oh, no! contestó aquélla, siguiendo con más ardor en su tarea. ¿Tú te has figurado que se puede echar impunemente flores a una chica que no hace tres meses siquiera que ha llegado de Sevilla? ¡Y qué flores, Virgen del Amparo, qué flores tan cursis! ¡Que me he desarrollado! ¡Que soy muy mona!... Anda, tonto; ¿te figuras que sólo en Madrid se desarrolla la gente?
Marchaban al paso, tímidas, anonadadas, haciendo comentarios en voz baja, siguiendo de lejos a una compañera infeliz que, retorciéndose y gritando como una fierecilla en el cepo, era arrastrada por un alguacil.
A nuestra derecha, del lado opuesto del rio, se levantaba un enorme peñasco abrupto, como una fortaleza, dominado por el castillo de Lauffen, que le da su nombre aleman á la caída: y al pié de ese romántico edificio, siguiendo el curso del rio, giraba un alto y verde collado que iba á perder su graciosa curba en un horizonte estrecho de bosques espesos que dominan el cauce.
La banda de la izquierda la componen pequeñas casas y edificios en construcción, que según supimos se destinan para Tribunal y Escuela. El frente de la plaza, siguiendo la dirección que hemos tomado, lo ocupa en primer término la iglesia, el cementerio y la casa parroquial; cerrando el perímetro, el Colegio de San Juan de Letrán, con las escuelas y dependencias.
Más arriba, se oculta por el asiento de una piedra; ni siquiera se oye el ruido, pero en una curva violenta, aparece de nuevo saltando rápidamente, hasta que, por fin, se llega ante una estrecha abertura, de donde el agua sale como por la boca de un tubo. Al llegar aquí, nuestro viaje, siguiendo el curso del arroyo, se ve forzosamente detenido.
Para que los Mbayás queden por nosotros, la línea divisoria debe seguir desde la cabeza del Igatimí por el rio Aguaray hasta la cresta de la Cordillera referida, siguiendo por ella hasta las cabeceras del Tepotí, ó del llamado Corrientes, bajando por él al del Paraguay.
Palabra del Dia
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