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Actualizado: 17 de julio de 2025
Ya sé que esto no es gran cosa para tí, con esa necesidad de amor que sientes cerca de la vejez; pero siempre será un remedio para llenar ese vacío de tu vida que tanto te asusta. Si yo estuviera dentro de tu piel encontraría otros medios para emplear mi actividad, fabricándome ilusiones. ¡Ah, si yo tuviese tus riquezas y tu poder!...
Barbarita I se adelantó, diciendo: «Extravagante, coge del brazo a la polla, y paséate un momento de aquí a mi gabinete, y de mi gabinete aquí. ¿Te sientes mal? Eso no es más que nervios. Distráete un poquito. Bárbara, anda». Moreno le dio el brazo a Barbarita II, y empezaron los paseos.
Sentí, de improviso, que un frío glacial me invadía, como si, emanado de su cuerpo, se trasladara al mío. ¿Ves? ¡Tú misma sientes que tengo razón! murmuró, alzando hacia mí sus grandes ojos inquietos. Estás loca dije, esforzándome por reír. Continuaba sintiendo en todo mi cuerpo ese helado calofrío. Un vago sentimiento me decía que Marta podía muy bien no equivocarse.
Hizo un esfuerzo sobre sí misma para pensar en otra cosa. Mirando a su doncella en el espejo observó que estaba densamente pálida. Volvióse para mejor cerciorarse, y le dijo: ¿Te sientes mal, chica? Estás muy pálida. Sí, señora manifestó la doncellita algo confusa. ¿Las náuseas de otras veces? Creo que sí. Pues, anda, vete y que suba Concha. ¡Es raro!
¡Ya lo creo! ¿Y dónde creerás que pica? Vegallana se volvió para mirar a Mesía. Este señaló el corazón con ademán joco-serio. ¡Puf! hizo con los labios Paco. ¿Lo dudas? Lo niego. No seas tonto. ¿Tú no crees en la posibilidad de enamorarse? Yo me enamoro muy fácilmente.... No es eso. ¿Y te pones colorado? Sí; me da vergüenza, ¿qué quieres? Esto debe de ser la vejez. Pero, vamos a ver, ¿qué sientes?
¡Cuidado! ¿Eh? ¿Qué es eso? ¿Un bache? ¡Maldito brinco! Despacio..., al paso, al paso..., no hay prisa... ¿Cómo te sientes, hija? ¡Estos ingenieros de caminos! ¡Qué carreteras! ¡Qué país!
Parece que fue ayer cuando empezaron nuestros paseos.... No, hace miles de años que te conozco. ¡Porque hay una relación tan grande entre lo que tú sientes y lo que yo siento!... Has dicho ahora mil disparates, y yo, que conozco algo de la verdad acerca del mundo y de la religión, me he sentido conmovido y entusiasmado al oírte. Se me antoja que hablas dentro de mí.
Búscalos en tu alma y los encontrarás. No te pasará lo que con tu hermosura, que por mucho que en el espejo la busques, jamás la hallarás. Busca aquellos dones preciosos, cultívalos, y cuando los veas bien grandes y florecidos, no temas; ese afán que sientes se calmará.
Pero, volviendo a lo que decíamos, dime, ¿te sientes con valor como para tener con mi padre una discusión sobre el matrimonio, que tan sin cesar critica? Sí, sí; mi especialidad es la discusión. Ya verás. Hoy mismo ataco a mi tío y arreglo todo. Durante la comida dirigí a mi prima toda una serie de gestos para notificarle que iba a entrar en batalla.
Sin embargo, al cabo de un instante, Tristán pareció volver en sí y dejó escapar un débil gemido. Tristán, Tristán, ¿cómo te sientes? ¿Tienes dolores? le gritó sofocada por la emoción. El joven se llevó la mano a un hombro. No te asustes... sólo aquí siento algún dolor murmuró con aliento casi imperceptible. ¿Quieres que nos quedemos esperando que alguien pase?
Palabra del Dia
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