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Actualizado: 17 de junio de 2025
Aunque me ames, Miguel, tengo la seguridad de que no sientes por mí la admiración respetuosa, el entusiasmo que sentías el día de Carnaval echado a mis pies en el carruaje... ¿Comprendes ahora mi tristeza y mis lágrimas? Miguel comprendió que era necesario estar de acuerdo con la generala, aunque fuese por breves instantes. Bajó la cabeza y quedó pensativo y triste.
Tú, que amaste en otro tiempo a un hombre hasta la locura, ¿qué sientes por mí? ¿No me he engañado? ¿Realmente me quieres...? Sagrario seguía llorando, con la cabeza baja, como si no osase mirar a Luna.
Esta soltó una carcajada y la besó con efusión repetidas veces. Después, sin saber cómo, la risa se tornó en llanto: ocultó el rostro en el pecho de su prima y comenzó a sollozar perdidamente. Comprendí que aquellas lágrimas no eran de dolor, pero me apresuré a preguntarle: ¿Qué te pasa, Gloria? ¿Te sientes mal? Sin levantar la cabeza, me hizo seña con la mano de que me fuese.
Lo que haces es ceder á un hecho, á una necesidad íntima que te fuerza á creer que piensas, que sientes, que te parece tal ó cual cosa; pues bien, igual necesidad hay en el enlace del objeto con la idea, igual necesidad te fuerza á creer que lo que evidentemente te parece que es de tal ó cual manera, es en efecto de la misma manera; ninguno de los dos casos admite demostracion, en ambos hay indeclinable necesidad; ¿dónde está pues la filosofía cuando tanta diferencia se quiere establecer entre cosas que no admiten ninguna?
Mira, oye, acércate más.... Di al canalla de Su Excelencia que no tarde en fusilarme. Ya no puedo más. ¿Te sientes mal? ¿Padeces mucho? ¿A ti te importa algo que yo padezca o no? ¡Pues sí, padezco mucho, por vida del mismo rábano!... Tengo una lámpara encendida aquí. Incorporándose dificultosamente, llevose ambas manos a los hijares.
¿Pero este majadero, qué se habrá llegado a figurar? murmuró estrujando el periódico. Y al poco rato, viendo entrar jadeante, corriéndole el sudor por la frente a Brutandor, se encaró con él diciéndole: Oyes, Perico, ¿te sientes con fuerzas para dirigirme en las arduas tareas del periodismo?
Palabra del Dia
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