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Actualizado: 15 de julio de 2025


Y tendrás un Niño Jesús hermoso, con túnica de damasco y corona de plata, dueño del altar elegante de la capilla, sonriente, mirándote con los santos ojos, sanos y dulces...; ¿ no sabes que Dios es muy hermoso? .... Pues ¿cómo te empeñabas en amarle únicamente en aquel Niño tuerto, calvo y sucio de la casona? Me daba lástima.... Y Dios ¿no inspira más que lástima? Yo no ....

El tren partió, y la fresca lozanía de las llanuras badenses nos hizo olvidar en breve las tristes emociones que nos causaron los dos locos de tan distinto estilo. ¿Por qué no ser indulgentes con los locos enfermos, si á cada momento lo somos tanto con nosotros mismos, que por estar ó creernos sanos nos calificamos de cuerdos?

Se partía un costado de la nave, sin que ésta hiciese agua, y seguía navegando á velas desplegadas, con el rey, las damas de su corte y el séquito de barones cubiertos de hierro. Veinte días después llegaban á Valencia sanos y salvos, como todo navegante que en momentos de peligro pide auxilio á la Virgen del Puig.

»Harta más gente se ha perdido entre los que han muerto de sed y huídose á los turcos, que se podían aventurar en haber guardado los pozos, como fueron muchos de parecer que se hiciese. »Respondéis á lo que os dicen que mandéis dar recado á los heridos, que los dejen morir, porque no coman las vituallas. Buena manera es ésta de animar á los sanos á pelear.

Al cabo tomaron aversión a la droguería y a la casa, y resolvieron abandonar ésta y hacer con aquélla lo que antes había hecho el viejo droguero: traspasarla a un buen dependiente, que no faltaba tampoco entonces. El resto del pingüe capital estaba bien colocado en fincas y valores sanos.

Si advirtiésemos que caben reglas para producir en la retina la misma impresion con un objeto plano que con otro abultado, nos hubiéramos complacido en la habilidad del artista sin caer en error. Este habria desaparecido mirando el objeto desde puntos diferentes, ó valiéndonos del tacto. Los sanos de cuerpo y enfermos de espíritu.

El nuevo régimen, la higiene, el Vivero... usted... yo... los alimentos sanos... la leche... el aire... el heno... el tufillo del establo... la brisa de la mañana... etc., etc. Basta, basta; comprendido... la higiene... la leche... el olor del ganado... ¡magnífico!... ¡De modo que Ana está salvada! señor. ¿Porque esta nueva exageración no puede llevarnos a nada malo?...

Pero no tiene ella la culpa, tiña; que si no la pagaran por eso, no lo hiciera. ¡Tarascona!...; la he de romper los pocos huesos que la dejé sanos.... Pero, ¿y los hijos, tío Tremontorio? ¿Qué será de ellos con esa madre? Quiero ir ahora mismo á su casa para recogerlos. ¿Á su casa, tiña? ¿Ónde está ella? ¿Sabe naide si tiene casa la tu mujer? ¿Pus ónde duerme, puño?

Mientras hablaremos de otra cosa. Para cosas tristes, tiempo habrá. Procuré tranquilizarla. Le referí mil casos de enfermedades nerviosas que tenían aspecto de gravísimos males, y que con el tiempo y el cuidado habían desaparecido, dejando a los pacientes buenos y sanos. Pareció convencida y, volviéndose a , me dijo sonriendo: Te habrás paseado mucho. Vas a ver esto muy triste.

Francamente, tu conducta merece que yo sea un poquito severa contigo... Y para que todo hable en contra tuya, olvidaste los sanos principios que siempre te enseñé, largándote por esos mundos en compañía de un morazo... Sabe Dios qué casta de pájaro será ese, y con qué sortilegios habrá conseguido hacerte olvidar las buenas costumbres. Dime, confiésamelo todo: ¿le has dejado ya? No, señora.

Palabra del Dia

buque

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