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Actualizado: 23 de junio de 2025
¡Si era eso así, entonces el extraño secreto de Burton Blair era mío al fin! Manifesté mi sorprendente y súbita idea, y la cara tostada del anciano se iluminó con una sonrisa triunfante, exclamando: Arregle las cartas y haga la prueba.
¿Quién pudiera decir lo que pasó por ambos cuando en aquel abrazo, tan súbita e inopinadamente sobrevenido, se encontraron enlazados? Pero ¿qué es lo que estáis diciendo, hombre, dijo doña Guiomar, que me parece que os habéis vuelto loco? ¿De qué alma habláis, que decís que es vuestra alma?
Todavía mi súbita transformación hubiera podido tener buen éxito si atino a ganarme antes la buena voluntad de la muy poderosa e ilustre señora doña Inés López de Roldan. Pero, lejos de eso, lo que hice fue provocar su enojo.
#Al día siguiente# caminaba nuestro buen Lope Asturiano la vuelta del río, por la cuesta del Carmen, puestos los pensamientos en sus almadrabas y en la súbita mutación de su estado.
A mí tampoco me contraría, señorita, se lo aseguro a usted. Este chispeante diálogo, que parecía hacer las delicias de la candorosa institutriz, en aquellos lugares presente, fue interrumpido por la súbita y bulliciosa irrupción de dos o tres jóvenes amigas que invadieron el saloncito de Mariana.
Su muerte súbita y violenta no le permitió desgraciadamente darnos sobre este punto noticias precisas, pero no pudiendo dudar de su palabra, no dudo de mi derecho... Sin embargo agregó después de una pausa y con un acento de gran tristeza, si no estoy loca, soy vieja, y esas gentes de allá bien lo saben.
Tu carta recibí, Sancho mío de mi alma, y yo te prometo y juro como católica cristiana que no faltaron dos dedos para volverme loca de contento. Mira, hermano: cuando yo llegué a oír que eres gobernador, me pensé allí caer muerta de puro gozo, que ya sabes tú que dicen que así mata la alegría súbita como el dolor grande. A Sanchica, tu hija, se le fueron las aguas sin sentirlo, de puro contento.
Mi adormecido corazón despierta, y en tus hermosos ojos adivina los mismos ojos de mi madre muerta. No pudieron la ausencia ni el olvido, ni el hielo de tu cruel indiferencia arrancar para siempre esta dolencia del fondo de mi pecho dolorido. La pasión que me tiene enloquecido me consume con honda persistencia, y resurge con súbita violencia ante el prodigio de tu sér querido.
Le parecía, en aquel instante, por completo desconocido, como el de un nuevo alumno que asistiese por primera vez a su clase. Se le antojaba absurdo que aquella mujer fuera su esposa. Una idea nueva, súbita, turbó su cerebro trastornado. En voz baja, murmurando, dijo: ¿No sabes, Macha? ¡Soy un espía! ¿Cómo? Soy un espía. ¿Comprendes?
Sin pedir explicación alguna, una súbita sospecha hirió á la señorita Guichard como un rayo de luz; pero no tuvo tiempo de reflexionar. Mauricio, empujando á su mujer hacia los brazos de Roussel se arrojó en los de Clementina. ¡Ah! mi querida y respetada tía! ¡Cómo agradecer á usted su bondad!... ¡Porque á usted debemos la dicha de ver aquí á mi padrino en este día!
Palabra del Dia
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