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Actualizado: 27 de junio de 2025


Las niñas jugaban un rato en aquella pocilga, hasta que la madre Angustias sonaba desde su cuarto una siniestra campanilla, que reunía en torno á su caña á los tristes ángeles del muladar. Después de comer llevaba el rosario la madre Brígida, por no poder hacerlo la madre Angustias, á causa del asma que la afligía, entrecortándole la voz.

Toda la huerta que tenía agravios que vengar estaba allí, gesticulante y ceñuda, hablando de sus derechos, impaciente por soltar ante los síndicos ó jueces de las siete acequias el interminable rosario de sus quejas.

¡Bah! don Rodrigo es muy hablador; no quiere que se le entorpezca la lengua, y la usa de punta y de filo: por lo mismo, te he aconsejado ya, reina mía, que le tratemos de filo y de punta. ¿Cómo sabes que existen esas puertas? ¡Bah! es un cuento muy largo; dejémoslo para cuando el rey se ocupe de las cuentas de su rosario. ¡ quieres escapar!

La veía con el rosario al puño, la silla de tijera al brazo y la mantilla sobre los ojos, como cuando pasaba por frente a su puerta saludando a su madre, la cual decía con aire protector: Esa doña Pepa es muy buena; un alma de Dios... La única persona decente de su familia. ; quien es; la conozco, dijo Rafael. Pues esa señora extranjera continuó don Andrés es sobrina de doña Pepa.

Pareciólas irse, por ser ya tarde, y así me pidieron licencia, advirtiéndome con el secreto que había de ir el paje. Yo las pedí por favor y como en gracia un rosario engazado en oro que llevaba la más bonita de ellas, en prendas de que las había de ver a otro día sin falta.

Se rezaba de comunidad el rosario de Nuestra Señora, y en la novena se añadió leccion espiritual todos los dias y pláticas, para disponer la gente á que se confesasen y comulgasen, como lo hicieron al fin de ella todos con mucha piedad.

¡Ah, , es verdad! ¡Pues, señor, ese bruto del piano se empeña en que yo no baile con Rosario esta noche! Todos parecían inquietos y nerviosos como si fuesen a entrar en fuego. Los más atrevidos salieron con paso rápido al medio de la sala y se acercaron a las jóvenes, disimulando su emoción con una sonrisa petulante.

Currita vio desde la puerta el extremo de un banco desocupado y ante él se arrodilló, haciendo uno de esos garabatitos con que creen ciertas damas santiguarse, cruzando las manitas sobre el respaldo, inclinando la cabeza con mucha devoción y poniéndose a registrar con el rabillo del ojo todo cuanto había y pasaba dentro de la capilla... ¡Prodigio maravilloso de la perspicacia y fuerza comunicativa de la grey femenina!... Cuatro minutos después, no quedaba en el extenso recinto una sola alma más o menos pía que no hubiera atisbado la entrada de Currita, sin que fuese necesario para ello más que alguno que otro suave cuchicheo, alguna que otra disimulada seña, alguno que otro libro devoto o rosario bendito que rodaba por el suelo, para dar ocasión a la dama que lo recogía de lanzar una rápida mirada con el mayor disimulo.

Con efecto: se les despierta temprano, se les lava, se les viste y pone encima todo lo nuevo, caro y precioso que tienen, botines de seda, enormes sombreros, trajes de lana, de seda ó de terciopelo sin dejar cuatro ó cinco escapularios pequeños que llevan el evangelio de S. Juan, y así cargados los llevan á la misa mayor que dura casi una hora, se les obliga á sufrir el calor y el vaho de tanta gente apiñada y sudorosa, y si no les hacen rezar el rosario tienen que estar quietos, aburrirse ó dormir.

Las montañas de Mindoro poco á poco fueron ocultándose en los horizontes que dejábamos á la proa, aclarándose los de Marinduque por los círculos que abría en el espacio el bauprés de la María Rosario.

Palabra del Dia

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