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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Dos horas de marcha por la orilla del Aveyron los llevaron al campamento de la Guardia Blanca, formado por unas cincuenta tiendas, y entre los primeros en acudir á su encuentro figuraba un jinete ricamente vestido, que saludó al barón con entusiasmo. ¡Por fin! exclamó estrechándole las manos. Más de un mes hace que os esperamos ansiosos, señor de Morel. ¡Bienvenido seáis! ¿Recibísteis mi carta?
El lunes y martes continuaron las fiestas, siendo memorable la justa á que concurrió el 1.º de estos dias el Conde de Cortés hijo del Rey de Navarra, con nueve caballeros armados; con sobrevistas y cimeras azules, y soles muy ricamente dorados, llevando todos una misma librea, y haciéndose admirar por su destreza.
Además, la aterraban demasiado: no pocas veces le habían quitado el sueño, y hasta en algunas ocasiones pidió a Genoveva que se acostase a su lado porque se moría de miedo. Después de haber agotado la librería de don Serapio, pidió a una de las señoritas de Delgado que le abriese la suya, que tenía fama de hallarse ricamente abastecida.
Castellar dispuso se llevase a la Catedral las imágenes de la Virgen del Rosario, Santo Domingo y Santa Rosa en procesión solemne, que atravesó muchas calles ricamente adornadas y en las que había altares y arcos de mucho costo. Hízose un novenario suntuoso, costeando de su propio peculio la devota virreina doña Teresa María Arias de Saavedra los gastos de tan magníficas fiestas.
Por el camino que conducía derechamente á la antigua ciudad de Vinchester y á no muy grande distancia de ella iban dos jinetes, joven, apuesto y ricamente ataviado el uno, con las espuelas de oro del caballero, al paso que el otro, hercúleo mocetón, tenía más trazas de gañán que de soldado, á no revelar su profesión la formidable espada que al cinto llevaba.
Apenas saltaron á tierra los arqueros de la primera barca, mandados por el sargento Simón, se acercó á éste un obeso personaje ricamente vestido, que llevaba al cuello gruesa cadena de oro de la que pendía sobre el pecho enorme medalla del mismo metal. Sed bienvenido, alto y poderoso señor, dijo descubriendo una gran calva y saludando profundamente á Simón.
Vamos, reverendo, un milagro; éste es el momento dijo el filósofo que miraba dolorosamente su caballo tan ricamente cargado. Muchos tiros partieron de nuevo de la cima de la montaña, pero las balas caían muertas; porque los aduanares se aproximaban lentamente y estaban aún muy lejos, a causa de las vueltas que daba el sendero.
Iba, pues, a auxiliar a los reos de muerte en la capilla y a darles conversación en la hora tremenda, hablándoles de lo tonta que es esta vida, de lo bueno que es Dios y de lo ricamente que iban a estar en la gloria. ¡Qué sería de los pobrecitos reos si no tuvieran quien les diera un poco de jarabe de pico antes de entregar su cuello al verdugo!
Todos sus divanes de damasco floreado estaban ocupados por señoras ricamente ataviadas, con los brazos y el pecho al aire. La araña de cristal que colgaba en el centro despedía hermosos cambiantes de luz que iban a caer sobre su tersa piel produciendo visos nacarados. Los espejos reflejaban de uno y otro lado aquellos pechos hasta el infinito.
Es como algunos enfermos, que acaban por entenderse con su enfermedad y viven con ella de lo más ricamente. ¡Pero al que le tocan de cerca las consecuencias de estas luchas!...
Palabra del Dia
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