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Actualizado: 5 de julio de 2025


¿Entonces, señor cura preguntó la de Ribert muy interesada, usted cree que la Revolución y el Código entran por mucho en este temor del matrimonio que manifiestan tantas jóvenes modernas... Evidentemente... ¿No se nota ese temor precisamente en la burguesía?... , es cierto. Sin embargo... No hay sin embargo afirmó el cura con autoridad.

Sabes le dije, con toda la exuberancia de mi alegría, la de Ribert tiene una carta... ¡Ah! dijo con voz apagada. ¿Y qué dice?... Nada preciso, pero hay muchas esperanzas... ¿Nada preciso?... ¿Seguramente?... preguntó en un tono violento y temeroso a la vez. Puesto que yo te lo digo respondí extrañada al ver aquel temor incomprensible. Nadie está más interesado que yo en creer otra cosa...

Magdalena dijo dirigiéndose a , disminuya usted un poco sus relaciones con Francisca... Casi me dan ganas de hablar de esto con la señora de Sermet... Genoveva y yo le suplicamos que no lo hiciese. Francisca es buena en el fondo, muy amable y muy divertida. No comprendo que se sea tan severa con ella. La de Ribert es un poco dura...

Así lo creo, señora respondió el cura. La evolución femenina de que habla todo el mundo, me parece que no tiene otra causa primera. Los cambios de hechos acarrean siempre cambios de ideas, cuando no es el cambio de éstas lo que produce el de los primeros. Es curioso, muy curioso exclamó la de Ribert.

La de Ribert y Genoveva, a quienes había puesto al corriente de las peripecias de los últimos días, me aprobaron completamente cuando fui a contarles el desenlace de nuestros proyectos de matrimonio. Magdalena me dijo la de Ribert con una melancolía que no es en ella habitual desconfíe usted de las locuras pasadas en un futuro marido... Estas locuras vuelven a empezar muchas veces.

¿Puedo escuchar aún, algunos párrafos de esa correspondencia de solteros? preguntó Francisca. Prometo ser buena como una imagen y respetuosa como un leño. La mirada de la de Ribert se dulcificó ante el tono de la petición, que produjo en todas una franca carcajada.

La de Ribert, que esperaba una oposición obstinada de la abuela, se quedó sorprendida de nuestro éxito. Bueno dijo alegremente, aprovechemos el permiso y ocupémonos del anuncio. Aquí tenéis el que he redactado durante vuestra ausencia. «Persona seria que hace estudios sobre las solteronas, desea conocer los motivos que alejan a los hombres del matrimonio.

Lo creo... con un poco más de mis 2.000 pesos de dote, hace mucho tiempo que estaría casada. Esos caballeros me encuentran encantadora. Y muy mal educada añadió la de Ribert. Eso es lo más sabroso... Usted, señora, no entiende nada de amor... Francisca replicó la de Ribert, muy severa esta vez, si sigue usted así voy a ponerla en la puerta.

, es bueno en general que las jóvenes no coloquen en el matrimonio su única probabilidad de dicha... ¡Pobre probabilidad! interrumpió la de Ribert. ...Es preciso, sin embargo, no complicar la situación haciendo que se implante demasiado ese miedo del matrimonio. Eso es lo que me canso de decir exclamó la abuela.

¡Un peligro! exclamó la de Ribert, contenta al ver al cura habérselas con la abuela. ¿Dónde ve usted ese peligro? Un peligro desde el punto de vista del matrimonio, se entiende explicó el sacerdote. Involuntariamente, al armar a las muchachas para el famoso struggle for life, las armamos contra el matrimonio. En el día en que sienten verdaderamente que son alguien, saben por esto mismo razonar.

Palabra del Dia

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