Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de julio de 2025


Y se deduce ligeramente que todas las solteronas se encuentran en este caso ridículo y no forman en su conjunto más que una gran colección de «dejadas por cuentaEs injusto exclamé con emoción. No, Magdalena respondió sencillamente la de Ribert. Supongamos que Francisca, Petra y Paulina no se casen. ¿Qué pensará usted?

Señora exclamó Francisca con una flexibilidad enteramente felina, hablaba en broma, no me regañe usted... Era para escandalizar a Magdalena, cuya expresión de inocencia me divierte mucho. Y Francisca me envió un beso con los dedos mientras la de Ribert seguía mirándola de un modo poco tierno... Qué idea la de tomar en serio lo que dice esta loca de Francisca... Es tan niña...

¡Qué suerte! dijo Francisca interesada. ¿Hay, pues, personas que me aprecian?... Esto me hará encontrar una novedad después de mi querida mamá. Genoveva, léenos esas cartas dijo la de Ribert a su hija. Francisca va en seguida a saber a qué atenerse... ¡Qué! exclamó Francisca; si se trata de una reprimenda, me tapo los oídos; para esa ingrata tarea, basta con mi madre...

Ya conoce usted las pretensiones de las mujeres ricas, que jamás se casan con jóvenes pobres o sin gran porvenir... ¿Cómo casarse con muchachas sin fortuna, cuando la bolsa está mal provista?... Eso sería, como dice el proverbio, casar el hambre con la gana de comer. Es muy triste para los jóvenes dije con compasión. ¿Cómo remediarlo? Es difícil respondió la de Ribert.

Cómo se hubiera reído si hubiera sospechado la comedia que nos estaba representando... Genoveva me acompañó hasta la puerta y me dio un beso tan tierno, que me sentí instantáneamente animada y libre de mi absurda angustia. Qué lástima, dejar a la de Ribert dije a la abuela en cuanto salimos. Creo ahora haber recobrado mi presencia de ánimo y hubiera gozado más de la presencia de mi alma hermana...

Van muy alegres, es verdad... ¿Pero siguen estándolo?... murmuró la de Ribert con inconsciente tristeza. Dios mío exclamé para cortar las meditaciones de la de Ribert, que parecían dolorosas; qué contenta estoy de aprender a conocer a los señores hombres... Nuestra averiguación me va a abrir horizontes enteramente nuevos.

Siento en el alma haber iniciado a Francisca en nuestras averiguaciones, puesto que esto contraría a usted respondí un poco confusa. Me he arrepentido en seguida de mi indiscreción, y... , hubiera preferido no ponerla al corriente de lo que hacemos murmuró la de Ribert un poco ensombrecida. Pero a lo hecho, pecho añadió con su sonrisa habitual.

La abuela, consternada, nos miraba a las tres alternativamente con tal expresión de reproche, que el cura tomó el prudente partido de dejarnos para cortar la conversación. La de Ribert y Genoveva se quedaron todavía unos instantes, y cuando vieron tranquila a la abuela, se levantaron con la promesa de vernos muy pronto.

Pues bien respondió la de Ribert, que comprendió que no era el momento de insistir, espere usted, la cosa no corre prisa... Si Dios quiere que usted se case, él sabrá enviarle el marido que la convenga. , añadió Genoveva. Hablemos de las solteronas... Eso distraerá a Magdalena. Pronto recobró mi alegría su vivacidad habitual.

La de Ribert me leyó una porción de misivas explicando de diversos modos la escasez de maridos... ¡Cómo me hubiera interesado todo esto hace quince días!... Hubiera sido para un placer transcribir todas estas cartas, estudiarlas de cerca, discutirlas. Hoy no tengo paciencia para ello ni lo deseo... Cómo se cambia...

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando