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Actualizado: 25 de junio de 2025
Hemos triunfado en el campo y hemos fracasado en las ciudades. ¿Hay nada más significativo? Porque las ciudades están dejadas de la mano de Dios. En Madrid, la juventud pasa su vida bailando bailes extranjeros, bebiendo bebidas extranjeras y cosa mil veces más nefanda leyendo libros extranjeros.
11 Porque el Hijo del hombre es venido para salvar lo que se había perdido. 12 ¿Qué os parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se perdiese una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, a buscar la que se había perdido? 13 Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquella, que de las noventa y nueve que no se perdieron.
17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. 18 Y luego, dejadas sus redes, le siguieron. 19 Y pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en el navío, que aderezaban las redes. 20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en el barco con los jornaleros, fueron en pos de él.
A su imitación los neófitos, dejadas las armas, se ofrecieron á acompañarle en el peligro y en poner á riesgo su vida; y para que no hubiese alguno que faltase á sus órdenes, puso á la punta de todos á un santo indio, llamado Juan Quiara, amado de todos, aun de los gentiles, por la bondad de su vida é inocencia de sus costumbres.
Y se deduce ligeramente que todas las solteronas se encuentran en este caso ridículo y no forman en su conjunto más que una gran colección de «dejadas por cuenta.» Es injusto exclamé con emoción. No, Magdalena respondió sencillamente la de Ribert. Supongamos que Francisca, Petra y Paulina no se casen. ¿Qué pensará usted?
En buen grado de tensión estaban las impaciencias de Leto para dejadas así hasta el día siguiente, sin el riesgo de un estallido! En cuanto entró en la botica le dijo a su padre: Me voy a buscar a don Claudio. Y se fue. Le buscó en el Casino: no estaba allí. En su casa: tampoco. Anduvo por los sitios en que solía vérsele paseando algunas veces: ni la menor huella de él.
26 Y tomó espanto a todos, y glorificaban a Dios; y fueron llenos de temor, diciendo: Hemos visto maravillas hoy. 28 Y dejadas todas las cosas, levantándose, le siguió. 29 E hizo Leví gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros, los cuales estaban a la mesa con ellos.
Entretanto, de orden del juez, según Bernardino, se habían vendido la quinta de Quilmes y la estancia de Cañuelas, para pagar no sé qué deudas dejadas por don Aquiles y luego, siempre de orden del juez, las tres casas de la ciudad. Los gastos de la testamentaría eran tales, que todo de lo que se echara mano, no bastaba para sufragarlos.
Dice, pues, la historia que cuando el bachiller Sansón Carrasco aconsejó a don Quijote que volviese a proseguir sus dejadas caballerías, fue por haber entrado primero en bureo con el cura y el barbero sobre qué medio se podría tomar para reducir a don Quijote a que se estuviese en su casa quieto y sosegado, sin que le alborotasen sus mal buscadas aventuras; de cuyo consejo salió, por voto común de todos y parecer particular de Carrasco, que dejasen salir a don Quijote, pues el detenerle parecía imposible, y que Sansón le saliese al camino como caballero andante, y trabase batalla con él, pues no faltaría sobre qué, y le venciese, teniéndolo por cosa fácil, y que fuese pacto y concierto que el vencido quedase a merced del vencedor; y así vencido don Quijote, le había de mandar el bachiller caballero se volviese a su pueblo y casa, y no saliese della en dos años, o hasta tanto que por él le fuese mandado otra cosa; lo cual era claro que don Quijote vencido cumpliría indubitablemente, por no contravenir y faltar a las leyes de la caballería, y podría ser que en el tiempo de su reclusión se le olvidasen sus vanidades, o se diese lugar de buscar a su locura algún conveniente remedio.
Sí, lo concedo, y de eso tiene la culpa la educación moderna; pero, en suma, sus amigas de usted serían «dejadas por cuenta» puesto que los pretendientes que ellas aceptarían no las quieren... Pero entonces balbucí confundida, las solteronas han hecho ellas mismas su reputación... En mucha parte, sí afirmó la de Ribert.
Palabra del Dia
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