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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Ahora camina apoyada en un palo. Renqueando entra en una capilla con puerta de hierro, toda tristeza y herrumbre, y se acerca a una mujer que reza. Es Sabelita, que fué otro tiempo barragana del Caballero. Con las cabezas juntas hablan quedo en aquella sombra húmeda que parece destilar oraciones, y dos velas se consumen en el altar, dos velas rizadas y pintadas como dos madamas.

Los pobres franceses no dicen: deme usted una limosna por Dios; pero dicen y hacen cosas que producen idénticos resultados. Un ciego, una ciega, un manco, un tullido, va por la calle en una máquina ó sobre un animal: canta, ó refiere una historia, ó reza, ó toca un violin, un organillo ó unas chirimías, y el transeunte le socorre.

Sin embargo, halle el hombre más indiferente una cruz humilde en medio de un desierto, en el silencio de la soledad; mire aquella cruz que le está diciendo que allí descansan las cenizas de un hermano suyo, como sus cenizas descansarán mañana en otra parte, y el hombre se destoca, palidece ó reza.

Conoció la magnanimidad de los inmensos dolores; hizo sus dádivas como una madre que, al rezar por su hijo desahuciado, reza por los demás enfermos, creyendo que con esta generosidad serán mejor atendidas sus súplicas. Además, ¡la duda cruel!... Los empleados, al tomar sus paquetes, sonreían tristemente. Era casi seguro que se los apropiarían los guardianes.

D. Alonso y su esposa corrieron a auxiliarla, ocultando su pesar en el fondo del alma. Doña Flora se entristeció, y llamándome aparte para cerciorarse de que mi persona volvía completa, me dijo: «¿Con que ha muerto ese caballerito? Ya me lo figuraba yo, y así se lo he dicho a Paca; pero ella, reza que te reza, ha creído que lo podía salvar.

Momo, dice el refrán, «¿quién es tu hermana?, la vecina más cercana»; y otro añade: «al hijo del vecino quitarle el moco y meterlo en casa», y la sentencia reza: «al prójimo como a ti mismo». Otro hay que dice, al prójimo contra una esquina repuso Momo . ¡Pero nada!, usted se ha encalabrinado en ganarle la palmeta a San Juan de Dios.

En este momento está más tranquilo, pero la postración es completa y espantosa. Elena reza y llora en silencio. Acabo de separarme de ella para escribirte. No tengo esperanza de que se salve nuestro amigo. La misma noche, a la una. Nuevo ataque, más terrible y más corto. Respira con trabajo y cada aliento parece un gemido.

Prometí á V. no ha muchos días, mi excelente amigo, darle cuenta de los curiosos pormenores contenidos en la «Quenta del gasto que se hizo en el hospedaxe del embajador de yngalaterra en estos Reales Alcázares de la Ciudad de Sevilla por mandado del Conde Duque de Olivaressegún reza un curioso m-s. que tuve la suerte de encontrar en la tarea que me impuse, años hace, de ordenar los involucrados papeles de aquel Palacio.

Su cuidado maternal, recelando una desgracia, Ayela con más ferviente dolor reza, ansiosa aguarda á que entre el silencio suenen las presurosas pisadas de Ataide, cruzando el huerto, y miéntras reza y se espanta, de sus ojos su desdicha rebosa en ardientes lágrimas.

Eso no es una exaltacion de la Santa; eso es una galería de historia: eso no es un cuadro religioso; es una pintura social: eso no es un altar del Cristianismo; es el trofeo de una nacion. Aquí reina la Francia, no el Redentor del mundo; reina el artista, no el sacerdote; reina el hombre, no reina Dios. No comprendo cómo la gente reza aquí. Yo no podria rezar.

Palabra del Dia

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