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Actualizado: 14 de mayo de 2025


La viejecita que vive entregada a la devoción, que asiste y reza con frecuencia en la catedral de una capital de provincia, está muy diestramente retratada. El autor logra casi desde luego, con buen tino y exquisito arte, hacer que nos interesemos por Prisca, que así se llama la viejecita. También ella tuvo en su remota mocedad tiernos y delicados amores.

En su vista éste se dirige á la Mezquita y llama al Iman, en cuya compañía reza las oraciones marcadas, y luego después ambos marchan á casa de la doncella, ante la que se paran, preguntando el pretendiente desde fuera si puede entrar.

De mi nenín tan gracioso... Si hubiera vivido, le habrías querido , ¿verdad? Me parece que le veo, cuando se le llevaron en la cajita azul... Aquella misma noche fue cuando Juárez el Negro me sacó un cuchillote tan grande, y me dijo con aquel vocerrón: «Brr... son las ocho; reza lo que tengas que rezar, porque antes de las nueve te mato». Estaba furioso de celos... ¡Ay, qué miedo tan atroz!

Siempre lo que Dios jaz está bien jechu... ¡Ah, si esto durara muchu!... ¿El temporal? Y lo otru. ¿Cuál es lo otro? Lo que reza con lo que usté quiere saber.

Por otra parte, el galán contaba con el refuerzo del moscatelillo, y como reza el refrán, de menos hizo Dios a Cañete y lo deshizo de un puñete. Apuraba ya la segunda copa, buscando en ella bríos para emprender un ataque decisivo, cuando en el reloj del Puente empezaron a sonar las campanas de las diez, y Benedicta con gran agitación y congoja exclamó: ¡Dios mío! ¡Estamos perdidos!

Hay también otra sentencia macarrónica, llena de verdad, que reza de este modo: Quod natura non dat, Salamanca non proestad, de la cual puede inferirse, según buena lógica, que la madre naturaleza no ha menester de Salamanca, o dígase de hondos estudios y largo trato de mundo, para hacer muy sutiles y entendidos a aquellos a quienes gusta de favorecer, aun cuando sean mujeres, y mujeres de lugar.

El Padre Hurtado, enemigo de antesalas, frunció ligeramente el entrecejo, pero contestó; Que pase. Pocos momentos después, se presentaba un individuo, cuya descripción es ocioso hacer, pues era como miles otros: de cuarenta años, poco más o menos, sano al parecer, y pobre, puesto que el dinero, según reza el refrán, no puede estar disimulado. Buenos días, Padre.

Y así, es por demás decir que nos saque vuestro padre, si alguno no nos reza en alguna cuenta de perdones y nos saca de penas con alguna misa en altar previlegiado. Entre estas pláticas y un poco que dormimos, se llegó la hora de levantar. Dieron las seis y llamó Cabra a lición; fuimos y oímosla todos.

Anonadándose ante la cólera divina, cuya violencia sacudía y hacía retemblar a los Pazos como si fuesen una choza, pronunciaba: De la subitánea muerte del rayo y de la centella libra este Trisagio, y sella a quien lo reza: y advierte.... Nucha, de repente, se incorporaba lanzando un chillido, y corría al sofá, donde se reclinaba lanzando interrumpidas carcajadas histéricas, que sonaban a llanto.

Mas no por eso se crea que al compaginar esta novela, y al idear los motivos y pasiones que influyeron en los personajes que en ella figuran, me he ceñido servilmente á lo que reza la docena de páginas del antiguo manuscrito. Al contrario, me he tomado en ciertos puntos casi tanta libertad como si el asunto fuera enteramente de mi invención.

Palabra del Dia

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