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Actualizado: 3 de julio de 2025


Hemos acordado que haga usted los zapatos para los Padres de la residencia: cinco padres y un lego. Don Restituto Neira, señor caritativo y dadivoso, y su santa esposa, doña Basilisa, los cuales, como usted no ignora, nos han cedido el último piso de su palacio para residencia, desean también que usted haga el calzado para la servidumbre.

La liberal, industriosa y progresista Bélgica, hija de la Revolucion, llamaba nuestra atencion como un país digno bajo todos aspectos de atento y cuidadoso estudio. Por desgracia, cuando se viene á Europa por algunos años, dejando la patria en el Nuevo Mundo, es imposible hacer verdaderos viajes de residencia.

Después de haber sufrido una grave enfermedad que puso en peligro su vida, y muerto su padre, Juan de Salinas se dispuso á regresar á España, permaneciendo cuatro años en Segovia y fijando al cabo su residencia en Sevilla, de donde por tan largo tiempo había faltado.

El acto segundo nos ofrece á Don Juan, en su residencia de Barcelona, ocupado en retratar á su esposa, por ser aficionado entusiasta á la pintura. La paz y la felicidad rodean, al parecer, á este matrimonio, y hasta los recuerdos de lo pasado se han borrado ya del corazón de Serafina.

Venía en el barco un indiano vascongado que embarcó en Buenos Aires en mi barco. En todo el viaje de América a Europa no se atrevió a hablarme. Debía de ser hombre muy tímido. Luego, en el vapor que nos llevaba a Bayona, se acercó a y hablamos. Había pasado veinticinco años en las pampas hasta enriquecerse. No tenía familia y no sabía qué hacer ni en dónde fijar su residencia.

¡Y con qué resignación llevaba su mal, y qué bien se preparó para la muerte, mirándola como una sentencia de Dios, contra la cual no debe haber protesta, sino más bien una conformidad alegre! ¡Pobre Rafael, qué pedazo de ángel!... ¡Ay!... Yo no vivía ya en Ronda, porque tenía intereses en mi pueblo que me obligaron a fijar mi residencia en Madrid.

En todo caso, empecemos con precaución, para no poner en guardia al enemigo. Si fuésemos reconocidos, Clementina sería capaz de cambiar de residencia y nuestras pesquisas tendrían que empezar de nuevo. Pues bien, si es preciso, nos disfrazaremos. Yo le desfiguraré á usted. ¡Ah! Por fin te veo animado. ¿Vives ahora? , empiezo á esperar. Ve á preparar tu maleta.

Desde Brujas se trasladaron á Bruselas y en este punto fijaron su residencia por entonces. ¿Quién puede ocultarse lo suficiente de las investigadoras pesquisas de una mujer perspicaz?

Pues bien: usted sabe o no sabe que Beatriz trataba muy lindamente la acuarela antes de sus desgracias... Ella desea volver a las andadas y tomar algunas lecciones del señor Fabrice durante su residencia aquí... ¿Se puede contar con los buenos oficios de usted? Pierrepont reflexionó algunos segundos.

A la salida del teatro, como ya dije, el rey José I fué vitoreado, retirándose luego á su palacio á descansar. Con todo lo que dejo apuntado puede enterarse el lector de estas Cosas nuevas y viejas, de cómo empleó el rey José Bonaparte el día 9 de Febrero de 1810, octavo de su residencia en Sevilla.

Palabra del Dia

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