Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de junio de 2025


La vi enternecerse; los ojos se le arrasaron de lágrimas, y exclamó, queriendo reprimir los sollozos con un esfuerzo: A mi madre la quiero con toda mi alma, y la perdono... Está embaucada... Si no lo estuviera, no haría conmigo lo que ha hecho... ¡Pero a ese tío brujo, que ha de arder en los infiernos, nadie le corta el pescuezo más que yo!

Después de reprimir su respiración fatigosa, y fingiendo naturalidad, le abocó diciéndole: ¡Hola, amigo! ¿Los señores condes se han ido ya de caza? El momento que trascurrió entre su pregunta y la respuesta del criado fué de suprema angustia. La señora condesa ha salido ya con el mayordomo. El señor conde está durmiendo. La noticia, sin sacar á nuestro joven de apuros, le tranquilizó un poco.

Consiguió arrancarle diez duros: se fue a su cuarto y dio rienda suelta a las lágrimas que había podido reprimir. Su marido la encontró con los ojos hinchados. ¿Por qué has llorado? preguntole impetuosamente. Por nada, hombre; no te asustes. Son cosas de mujeres. ¿No sabes el estado en que me encuentro? Se convenció. Había oído a los médicos hablar de estas crisis.

¿Tanto, eh?... Y Melchor, ¿dónde está? Me dijo que ya venía... Aquí viene. Fui a hacer un telegrama dijo Melchor, respondiendo a Ricardo. ¿Un telegrama?... ¿a quién? Menos averigua Dios, y perdona... ¿Subamos? Instalados en sus asientos y de nuevo en marcha, Ricardo no pudo reprimir su curiosidad e insistió en su pregunta: Y al fin, ¿a quién telegrafiaste? ¡Qué curiosidad!

¡Para la sangrerepetí yo sin poder reprimir un estremecimiento de terror. Miré la arena; miré a los marineros, que con gran algazara se ocupaban en aquella faena, y por un instante me sentí cobarde. Sin embargo, la imaginación, que entonces predominaba en , alejó de mi espíritu todo temor, y no pensé más que en triunfos y agradables sorpresas.

Nada más que guardándome un pequeño recuerdo en su alma... murmuró Delaberge. Hubiera querido decir más y expresar con mayor viveza la ternura que subía de su corazón a sus labios, en este supremo momento de la despedida. Comprendía, empero, la fatal necesidad que le condenaba a reprimir un sentimiento que hubiera parecido sospechoso al hijo de Miguelina.

Cuando tropezó con Andrés y le vio al lado de Rosa, no pudo reprimir un movimiento de sorpresa; pero al instante se recobró y les tendió el escapulario, que ellos besaron devotamente.

Doña Clara, que si bien más moza que Lucía, era más reflexiva y grave, sintió que su amiga hubiese confiado á su tío aquel secreto, y no pudo reprimir las muestras de su disgusto, frunciendo el entrecejo, poniéndose más seria y tiñéndose al mismo tiempo de grana sus mejillas con la vergüenza y el enojo.

Cuando al retirarse a casa salió acompañada de su tío, había en la puerta una manada de caballeretes esperando para verla de cerca; don Quintín, que así se llamaba su Argos, puso cara feroz y ella, esforzándose por reprimir la alegría, procuró estar seria. Nadie durmió sosegadamente aquella noche en el estanco.

Los hechizos de aquel brazo, prodigio de elegancia y blancura, iban quedando al descubierto sin recibir el homenaje de admiración que un escultor le hubiera seguramente otorgado. Cesó de dar vueltas. En una de ellas apareció sobre el fondo blanco y lustroso una gran mancha morada con bordes amarillentos. Laura, al ver aquella mancha, no pudo reprimir un leve gesto de espanto.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando