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Actualizado: 15 de octubre de 2025


Me apoyé en la pared de modo que era posible verme desde dentro por la rendija de la puerta. De pronto cerca de una exclamación comprimida y esta palabra dicha en francés y en voz baja: "¡Cuidado!" y en seguida mi nombreTragomer!" En el momento se cerró la puerta y todo quedó en silencio.

El conde de Cavour metió 15.000 hombres por una rendija en Crimea, y luego los maniobró tan bien, que hizo la unidad italiana. Nuestros nacientes países no tienen hoy un propósito tan vital que perseguir; pero los resultados de una aproximación general y las ventajas de marchar en la misma línea de las grandes naciones, tan sólo sea una vez, pueden ser de incalculable importancia...

Después de un largo lapso de espera, comenzó a escucharse, a través de las tablas de la alhacena, cavada a medio grueso en el muro divisorio, el rumor de los que iban penetrando en la estancia vecina. No había rendija alguna por donde se pudiese atisbar; pero Ramiro y el Canónigo reconocían fácilmente a los congregados, aun cuando todos bajaban la voz con evidente cautela.

Le diré a usted; yo salí del gabinete haciendo como que me largaba a la cocina, y me planté detrás de la puerta, y por una rendija miré... Se quedó más blanca que el papel..., luego se sentó de espaldas; pero me pareció que yoraba, lo cual que no me lo explico. Vamos por partes: ¿te preguntó las señas del caballero de quien tomaste la carta?

Buscó una rendija entre las lonas para ver algo, pero no la pudo encontrar; se tendió en el suelo y estaba así con la cara junto a la tierra cuando se le acercó la chica haraposa del domador que tocaba la campanilla a la puerta. Eh, ¿qué haces ahí? Mirar dijo Martín. No se puede. ¿Y por qué no se puede? Porque no. Si no quédate ahí, ya verás si te pesca mi amo. ¿Y quién es tu amo?

Beatriz fuese a mirar por la rendija de una puerta, temiendo que su padre se presentase; y, después de apostar en aquel sitio al alférez, adelantose hacia la ventana, de modo que toda la hojuela de oro y el abalorio de su vestido rebullese en la luz.

Al fin todo quedó en silencio, y curioso de saber en qué consistía, miró por la rendija de la puerta, y vio a su tío sentado en una butaca, en mangas de camisa, hundida la cabeza en el pecho, el pelo caído por la frente en la más triste y desesperada actitud que nadie pudiera imaginarse.

Para pasar del palacio a la iglesia, donde los Quiñones poseían tribuna reservada, existía un puente o corredor cerrado, más pequeño, pero semejante al que los obispos tienen sobre la travesía de Santa Bárbara. Por la viva claridad que dejaba pasar la rendija de un balcón entreabierto advertíase que los dueños de la casa no estaban aún entregados al descanso.

Sólo un polvoroso haz de sol entraba por alguna rendija, estampando en el tapiz un óvalo ardiente que parecía chamuscar el tejido. Infinitos corpúsculos subían y bajaban como átomos de silencio. Acababa de sonar el toque de la una. Afuera el sol quema, el muro se cuece.

Su cara, tan pálida como las sábanas, se destacaba sobre la obscura encuadernación de los libros y sus ojos hundidos brillaban en la penumbra. Me vio en la rendija de la puerta, donde estaba yo medio escondido, y me hizo una señal con la mano. Sus labios se movieron al mismo tiempo, pero su débil voz no pudo llegar hasta . ¿Qué quiere? pregunté a Polidora que estaba allí.

Palabra del Dia

aprietes

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