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¿Cómo lo has sabido? Esa cofradía ha mandado imprimir unos reglamentos en casa de Lozano, donde yo estuve ayer; él tiene prisas, me ha pedido que le hagamos aquí la tirada, y con este motivo, estuvo hablándome de esas Hijas de la Salve, y me lo ha contado todo. Lozano es hombre formal, incapaz de mentir, y, vamos, son cosas que no se inventan.

Aunque con esta providencia se les aseguraba a los indios las proporciones de subsistir, quedaban siempre expuestos al riesgo de que los tratantes fuesen los que lograsen el fruto de su trabajo, así en los que les vendiesen como en lo que les comprasen, si no se tomasen otras precauciones: y así, para asegurarlos por todos lados de todo perjuicio, sería muy útil que el comercio de los efectos que se traen de fuera de la provincia corriese en cada pueblo a cargo del factor, y que fuera también de la obligación de éste el abastecer su pueblo de víveres y de cuanto es necesario a la vida y comodidad de los hombres; y del mismo modo había de estar obligado a comprar todos los frutos y efectos que los naturales quisieran venderle, asegurando la equidad, así en las compras como en las ventas, con reglamentos adecuados.

Ha caído en un misticismo extraordinario, hasta el punto de edificar con su piedad al capellán. Si el señor gobernador le dejase libertad para ello y los reglamentos lo permitieran, se haría cura... Nos hemos visto obligados á separarle de los demás penados, que le colmaban de injurias y de malos tratamientos y hubieran acabado por matarle, tomándole por un espía destinado á denunciarles.

Quien así se expresa tratando de excitar el odio filipino contra los japoneses, para crearnos primero desconfianza, luego conflictos, es un extranjero, y en la lengua en que él mismo escribe están escritas las obras de teatro y las novelas inmorales que vienen a Filipinas; en su lengua también se promulgaron en nuestro país las leyes y reglamentos instituyendo las galleras, la lotería, los juegos de billar, creados como recursos del Estado, como cosa que los filipinos no podíamos combatir en nuestro antiguo régimen político, sin combatir al mismo tiempo al propio gobierno que hacía del vicio una fuente contributiva y que, para aumentar su ingreso en este sentido, tenía que fomentar esos vicios, lo mismo que el del opio en los fumaderos oficiales.

Se estudiaba en ellos lo mismo la administración pública que el comercio desde un punto de vista fisiológico, con los modernos métodos de la ciencia positiva, explicándose admirablemente los reglamentos y los aranceles por la acción combinada de las fuerzas naturales, como un simple fenómeno de la vida orgánica, sin necesidad de acudir para nada a la voluntad de los directores y jefes de sección.

Conociendo que de las enemistades de curas y administradores resultaba parte de la ruina de los pueblos, o estorbaba su adelantamiento, procuré ante todas cosas arrancar de raíz el espíritu de discordia, estableciendo con algunos reglamentos una paz sólida, que cada día se ha asegurado más y más.

¡Qué lindo! dijo volviéndose a Maltrana, mientras el otro seguía bailando . ¡Qué hermoso pedazo de hombre!... Lástima que esté aquí. Ojeda, que permanecía cerca de ellos, pensó que era una suerte para su amigo que los reglamentos del buque no permitiesen al Emir dar un paso fuera de la proa.

El alcalde y los concejales, rústicos labradores, por lo común, a quienes don Andrés Rubio hacía elegir o nombrar, le estaban sometidos y devotos, y como no entendían de reglamentos ni de disposiciones legales sobre administración y hacienda, don Paco era quien repartía las contribuciones y lo disponía todo.

A las doce empezaba la partida de baccará; ella había solicitado la banca, pero los reglamentos del club se oponían á su pretensión. ¡Pobres mujeres! Hasta en el juego estaban condenadas á una inferioridad degradante. Podían perder su fortuna confundidas en la masa de los «puntos», pero les estaba vedado ser banqueras.

La novia corrió al hospital con su futuro suegro y su madre. Luego fué sola, quiso quedarse allí, vivir al lado del herido, declarando la guerra á todos los reglamentos, chocando con monjas y enfermeras, que le inspiraban un odio de rivalidad. Pero al ver el escaso resultado de sus violencias, se empequeñeció, se hizo humilde, pretendiendo ganar con sus gracias una por una á todas las mujeres.