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Actualizado: 19 de julio de 2025


Allí, al contrario de un trivial axioma de administracion, se profesa el principio de tener «muchos empleados, y mal pagadosLa empleomanía es una enfermedad endémica; pero la corrupcion oficial que la acompaña es un cáncer. Así se explican la corrupcion general de los partidos y el desgobierno en que vive el país de mas reglamentos y de mas empleados.

España, como todo el que peca, tiene en los resultados de sus propias faltas el castigo y contragolpe de ellas. Egoísta por sus instituciones económicas ó fiscales, se ha rodeado de todas las trabas propias de un sistema rigoroso de prohibiciones, reglamentos y derechos diferenciales; y eso le cuesta caro.

Los guardas me miraban con curiosidad, vacilando en abrir, como si pensaran en decirme: «No sea U. tonto; suelte unas pesetas al descuido, y adelanteEspaña es el país de los trabajos y las formalidades inútiles, con el solo objeto de darle ocupacion á la autoridad y de hacer reglamentos que no se cumplen. De ahí resulta que España es el país clásico del contrabando.

Los tenderos pagan distintas contribuciones y obedecen á distintos reglamentos, según tienen sus escaparates á la derecha ó á la izquierda. Toledo quedó pensativo un momento. ¡Los milagros de la ruleta! continuó . ¡El poder mágico del «negro» y el «rojo»! El Casino dicen que es un portento de mal gusto, pero chorrea oro como una iglesia rica.

Era á fines del mes de Marzo, y se tenían sobre la mesa todos los trabajos preparatorios para verificarse en la provincia las quintas y elecciones de gobernadorcillos y demás cargos del municipio. Nada faltaba. Las listas de mozos sorteables, los reglamentos, las actas, y cuanto hacía falta lo tenía Andoy perfectamente clasificado y ordenado.

Ya esa es harina de otro costal. Si el amor es como el que tiene el padre Anselmo a su breviario, como el que tiene doña Inés a sus libros devotos o como el que tiene usted a las leyes o a los reglamentos que estudia, mi amor es evidente y yo quiero a usted como ustedes quieren esos libros. No menos que ustedes se deleitan en leerlos, me deleito yo en oír a usted cuando habla.

Tres insaciables vampiros enflaquecían al productor maniatado por la ignorancia, la tradición y los reglamentos: el fisco, la iglesia y el bandolerismo, que era el oficio de los nobles, contra los cuales era impotente la justicia, que sólo existía como fuente de recursos, por vía de extorsión, hasta el punto de que se prefiriese apelar al duelo como un medio menos oneroso para dirimir las contiendas de intereses, dice Hanotaux.

Palabra del Dia

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