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Actualizado: 8 de junio de 2025


Vendido había mi padre su hacienda para sufragar los diparatados gastos en que por amor mío se había metido, y puesto el dinero a ganancia casa de genoveses; pero la ganancia del dinero no alcanzaba ni con mucho a aquel loco y continuo gastar de mi padre, y fue necesario al propio dinero recurrir quitándole de la ganancia; tal era la ceguedad de mi padre, tal la vehemencia de su amor por , que en aquel camino de perdición no se detuvo, esperando siempre que algún poderoso magnate de se prendase, y yo le correspondiese y nos casásemos, y todo viniese por último a un fin próspero; que tal era la idolatría que mi padre tenía por , que no se le figuraba menos que yo era la única mujer hermosa que en la tierra había, en cuya creencia le ayudaba el ver que las gentes que a mi casa iban y que en paseo nos encontraban, y en las comedias, y en las iglesias, se desojaban mirándome, y tras se iban y ansiosamente me pretendían.

Y como no gasta nada en comer, porque tiene dos o tres casas de donde le traen todos los días los cazolones de cocido, que es la gloria de Dios... ¡a ver! Ayer dijo Demetria quitándole la teta a la niña , bien lo vide. Le trajeron... ¿Qué? Pues un arroz con almejas, que lo menos había para siete personas. ¡A ver!... ¿Estás segura de que era con almejas? ¿Y qué, golía bien?

LANGOSTA COCIDA. En una olla se pone agua y sal; cuando empieza a hervir se pone la langosta bien atada, dejándola hervir media hora; se saca y deja enfriar, quitándole la concha y veta, preparándola a ronchas en una fuente y cubriendo ésta con mayonesa o poniéndola en una salsera.

Aquel día, que era el 22, empeoró el Delfín a causa de su impaciencia y por aquel afán de querer anticiparse a la naturaleza, quitándole a esta los medios de su propia reparación. A poco de levantarse tuvo que volverse a la cama, quejándose de molestias y dolores puramente ilusorios. Su familia, que ya conocía bien sus mañas, no se alarmaba, y Barbarita recetábale sin cesar sábanas y resignación.

Esta salió al pasillo, recibió de manos de Rossini la sagrada imagen, y quitándole el pañuelo de seda que la envolvía, entró con ella en la sala, pareciéndose mucho, en tal momento, a una verdadera santa escapada del Año Cristiano para recibir culto en el pintoresco altar, que simbolizaba la ingenua sencillez y firmeza de las creencias del pueblo.

Eso consiste díjole el sabio sin apurarse por la respuesta de su padre , en que no está usted en antecedentes, como lo están las personas para quienes se ha escrito eso: verá usted que luego lo pescan... Lo que ahora importa es que no sepan mis colaboradores la llegada del paquete ni la mía; porque andarán, como novicios que son, con un palmo de lengua fuera de la boca, por la curiosidad de ver y oler el periódico; y si le ven y le huelen, lo mejor que puede ocurrir es que relaten lo más substancioso de él esta misma noche en el Casino, quitándole así el interés a los asuntos. ¡Pues me he dado yo poca fatiga para lograr que el paquete esté aquí cuando debe de estar para que el reparto se haga a su debido tiempo!

Y volvieron a oírse los desesperados gritos del Pituso, y Guillermina no disimulaba su impaciencia y zozobra. «Ya se ve, la pobre criatura tiene ganita... ¡Cuidado que levantarse antes de tiempo y plantarse en la calle...! Le digo a usted que le pegaría...». Maximiliano callaba, no quitándole los ojos a la santa, a quien nunca había visto tan de cerca.

44 Y Pilato se maravilló que ya fuese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si era ya muerto. 45 Y enterado del centurión, dio el cuerpo a José. 46 El cual compró una sábana, y quitándole, le envolvió en la sábana, y le puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, y revolvió la piedra a la puerta del sepulcro.

Le hablaba a poca distancia de su rostro; sentía en sus mejillas el aleteo de aquella boca, su respiración tibia, que le cosquilleaba con intensos estremecimientos. Y al mismo tiempo sus manos, finas y ágiles, le empujaban cariñosamente, quitándole con rapidez la chaqueta y el chaleco. Sintió sobre sus hombros la caliente caricia de la capa de pieles.

Si se la detiene entre los dedos, hace hebra y resbala con lentitud. Los análisis químicos no explican ese carácter: existe en ella una substancia orgánica que sólo se analiza destruyéndola, quitándole su especialidad, y haciéndola volver violentamente al número de los elementos generales.

Palabra del Dia

rigoleto

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