Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de mayo de 2025


Pero entre los quejidos de tórtola el viento volvía a bramar sacudiendo la enramada, volvía a rugir el huracán, estallaba el trueno y un sarcasmo cruel y grosero rasgaba el papel como el cielo negro un rayo. «¡Y por quién dejaba Ana la salvación del alma, la compañía de los santos y la amistad de un corazón fiel y confiado...! ¡por un don Juan de similor, por un elegantón de aldea, por un parisién de temporada, por un busto hermoso, por un Narciso estúpido, por un egoísta de yeso, por un alma que ni en el infierno la querrían de puro insustancial, sosa y hueca!...». «Pero ya comprendía él la causa de aquel amor; era la impura lascivia, se había enamorado de la carne fofa, y de menos todavía, de la ropa del sastre, de los primores de la planchadora, de la habilidad del zapatero, de la estampa del caballo, de las necedades de la fama, de los escándalos del libertino, del capricho, de la ociosidad, del polvo, del aire.... Hipócrita... hipócrita... lasciva, condenada sin remedio, por vil, por indigna, por embustera, por falsa, por...» y al llegar aquí era cuando furioso contra mismo, rasgaba aquellos papeles el Magistral, airado porque no sabía escribir de modo que insultara, que matara, que despedazara, sin insultar, sin matar, sin despedazar con las palabras. «Aquello no podía mandarse bajo un sobre a una mujer, por más que la mujer lo mereciera todo.

Habéis hecho vuestra fortuna; ¡cuanto tengo os pertenece!... ¡No! pero venid de todos modos; ¡os juro que no quedaréis descontento de ! Y sin dejarle apenas tiempo para cambiarse de traje, llevóselo como arrebata el ave de rapiña a su presa. M. Taillade y sus obreros tomáronle por un loco. El bueno de Romagné levantaba los ojos al cielo, y se preguntaba qué querrían de él otra vez.

Le querían decir, en su opinión, «¿quién eres para pedirme cuentas, para fiscalizar mi administración? ¿Por qué estás metido en la familia, plebeyo miserable?». , plebeyo, pensaba el infeliz; porque si bien sabía, con gran oscuridad en los pormenores, que sus ascendientes habían sido de buena familia, casi lo tenía olvidado, y comprendía que los demás, los Valcárcel especialmente, no querrían recordar, ni casi casi creer, semejante cosa.

Que si alguno agregó Ramiro completando su pensamiento pudiera hacerse invisible a voluntad, no hubiera empresa que no fuese para él un juego de niños, y todos los ejércitos querrían tenerle por capitán y todas las naciones por emperador.

No sólo el gobierno ha organizado un sistema de educación eficiente, sino que lo ha extendido por todo el Archipiélago de una manera tan general que algunas naciones de Europa que citan continuamente los fastos de su pasada historia, querrían muy bien para ellas; no solamente los filipinos encontramos en las escuelas laicas los elementos necesarios para nuestra instrucción y nuestra educación de manera que podemos ser individuos útiles a nosotros mismos y cooperar en la administración de los asuntos públicos, sino que las escuelas y colegios privados del antiguo régimen han mejorado, se han transformado, se han puesto a la altura que debían, siguiendo la norma dada por el gobierno; negar esto es declararse ciego.

Desde el primer paso veía exactamente los sentimientos que había para él en aquella casa. ¡Aquel hombre que en la niñez le llevaba á su casa después de jugar con Jacobo, y que le daba paternalmente golosinas y caricias, dudaba si sus señoras querrían recibirle!

-Ya lo querría ver -respondió Sancho-, pero pensar que tengo de subir en él, ni en la silla ni en las ancas, es pedir peras al olmo. ¡Bueno es que apenas puedo tenerme en mi rucio, y sobre un albarda más blanda que la mesma seda, y querrían ahora que me tuviese en unas ancas de tabla, sin cojín ni almohada alguna!

Había dejado a un lado el cigarrillo de azules espirales, y con una media voz que acentuaba las palabras, dándolas temblores apasionados, cantaba acompañándose de las melodías del piano. El torero avanzó los oídos para entender algo... Ni una palabra. Eran canciones extranjeras. «¡Mardita sea! ¿Por qué no un tango o una soleá?... Y aún querrían que un cristiano no se durmiese

El pueblo que habita estas extensas comarcas se compone de dos razas diversas, que, mezclándose, forman medios tintes imperceptibles, españoles e indígenas. En las campañas de Córdoba y San Luis predomina la raza española pura, y es común encontrar en los campos, pastoreando ovejas, muchachas tan blancas, tan rosadas y hermosas como querrían serlo las elegantes de una capital.

Hace aquí un fresquito que ya lo querrían los que sudan a estas horas en los cafés del Zocodover. Pero aunque estamos en el verano, fíjese usted en la humedad que nos entra por salva sea la parte. Cuando debe verse esto es en invierno, camarada. Hay que vestirse como una máscara, cubierto de gorros, pañuelos y mantas.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando