Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 30 de abril de 2025


Nada se os por eso, dijo Cervantes, y dejad a cada cual que allá vaya adonde le parezca bien ir, y haced vos lo que os he dicho, que así conviene que sea. Y sin más, quedaos con Dios y hasta la vista, que no será sino para premiaros largamente por lo bien que nos habréis servido.

No puede ser replicó el bufón : quedáos en buen hora siguiendo vuestra disputa con la señora María. En cuanto á , vuestro sobrino me llevo. ¿Y dónde para don Francisco? En una casa y en una cama. Pues quedo enterado dijo el señor Francisco. ¡Cómo! ¿Ha pasado algún mal accidente á don Francisco? dijo con cuidado Montiño. Cosa mala nunca muere dijo desapaciblemente la vieja.

Vaya, quedaos con Dios decía doña Barbarita, levantándose de la silla a punto que aparecía el principal por la puerta de la trastienda, y saludaba con mil afectos a su parroquiana, quitándose la gorra de seda. Vamos pasando hijo... ¡Ay, que ladronicio el de esta casa!... No vuelvo a entrar más aquí... Abur, abur. Hasta mañana, señora.

Por la última, seis rejas más allá. Pues vendré á las doce. Venid; pero no os abriré el postigo; bajaré á hablar. Bien, muy bien; me basta. Pues quedáos con Dios, que temo que mi señora me llame. Ve con Dios, y no te olvides de mi cita. No lo olvidaré; á las doce, por la última reja del lado de allá; ésta es la primera. Hasta luego. Hasta luego. La reja se cerró.

La comparación respondió Arias no es muy poética, para ser de un discípulo de las nueve solteronas. Apolo recusará ser tocayo vuestro. Pero quedaos como la rosa entre estas abejas, prodigándoles los raudales de vuestra miel hiblea, mientras yo voy por un paraguas que me preserve del aguacero.

Detúvose en medio de la estancia, y dijo con una voz sepulcral, terrible, que estremeció á doña Clara: ¡Estáis preparando vuestra marcha! ¡quedáos! ¡pensáis iros!... ¡iros... y con él! ¿para qué queréis partir ya, si él se quedará aquí?

¿Falsas? ¡eh, señora! si queréis ahora mismo por ellas doscientos doblones... ¿De veras? Tan de veras como que os los doy. No, no las vendo; quedáos con Dios. Y Esperanza volvió loca de alegría á su casa. Entretanto, el duque de Osuna decía á su mayordomo: Oye: ¿no tengo yo ninguna casa en Madrid desalquilada? ; , señor: en la calle de la Palma Alta tiene vuecencia una.

37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de este vaso; pero no como yo quiero, sino como .

El rico-hombre hace entonces otra tentativa para huir; Don Pedro, con voz de trueno, le dice ¡quedaos! y él pronuncia tembloroso algunas palabras para disculparse. Quien no me tiene temor, ¿Cómo se turbó á mi vista? Yo no me turbo. A vuestros pies, gran señor... El guante se os ha caído. ¿Qué decis? Que yo he venido... ¿Dúdolo yo?

¿Qué queréis decir? Nada, señor Francisco, nada... yo me entiendo, y lo que me digo... Pues maldito si os entiendo, ni quiero entenderos. Quedáos con Dios, y si vuelve mi sobrino, tratadle bien, y no seáis con él parlanchina ni imprudente... ved que mi sobrino es mucho hombre y os pudiera pesar.

Palabra del Dia

pedregosos

Otros Mirando