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Actualizado: 27 de julio de 2025


Yo haré que Miguel cumpla con sus deberes y se porte como una persona formal... Ni , ni Bernardo añadió dirigiéndose a su hermano en tono confidencial sabéis tratar a los chicos.

Freya estaba á pocos pasos, con un traje azul que tenía algo de marino, como si esta visita al buque impusiera á su elegancia la necesidad de imitar el porte de las multimillonarias que viven en un yate. Los marineros fingían trabajos extraordinarios para aproximarse á ella, limpiando cobres ó encerando maderas.

Vamos siguió él ; convenga usted conmigo en que su fisonomía y su porte son demasiado aristocráticos para estas flamenquerías: mejor estaría usted con un traje de baile, de raso muy claro, por ejemplo, y con un gran abrigo forrado de pieles que le llegase hasta los pies...; pero que no los ocultase... Nada de alhajas: el lugar que cubrieran valdría más que el mejor brillante.

Ramiro se le impuso con predilección exclusiva. Todo, en aquel descendiente de ilustres caballeros, la precoz seriedad, el porte, el discurso, le inspiraban el presentimiento de una vida llamada a las más heroicas empresas. Además, había notado que cada vez que pronunciaba su nombre delante de Beatriz, el rostro de la doncella se coloreaba al pronto de instantáneo rubor.

Sin ver en ello el menor rasgo de caricatura, y sin poner ironía en el tono o en el giro de la frase, podíase afirmar de este Barón, tanto a primera vista, como después de hablarle y tratarle, que en su porte, en sus modales, en su conversación y en su traza, era todo un gentil hombre: un caballero muy distinguido.

Bajo y robusto uno de ellos, con una cabeza redonda como bala de cañón, áspero bigote gris y pequeños ojos azules. El otro era joven, esbelto, de mediana estatura, moreno y de distinguido porte. Desde luego me pareció el primero un veterano y el otro un joven noble, pero también soldado. Más tarde tuve ocasión de ver confirmado mi juicio.

Dieronmela, y venia en ella un soneto malo, desmayado, sin garbo, ni agudeza alguna, diciendo mal del Don Quixote, y de lo que me pesó, fue del real, y propuse desde entonces de no tomar carta con porte: asi que, si vm. le quiere llevar desta, bien se la puede volver, que yo que no me puede importar tanto como el medio real que se me pide.

Esto traía volado al raquero, que no sabía cómo deshacerse de él; pues ni regalarle quería, ni tirarle al mar, sin indemnizarse de los peligros que corrió al trincarle en la cámara de popa de un buque de gran porte.

A pesar del diminutivo, el hombre que entró, sin quitarse el sombrero, era un señor de cincuenta años, lo menos; alto, bien plantado, mostrando en la mirada y el porte que, a despecho de la barba entrecana y el pelo casi blanco, aún debía de apreciar en toda su intensidad, los encantos de aquella buena moza.

Así era como se peinaba Judit... aquella graciosa postura, aquel talle fino y delicado eran los suyos... allí encontraba su porte, sus maneras, ese invencible y poderoso encanto que se adivina y que no puede definirse!... Por último, se levantó la desconocida. Arturo lanzó un grito.

Palabra del Dia

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