United States or Belgium ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sonriose imperceptiblemente el vizconde, mirando a Felipe, quien con ojos azorados y con el sombrero en la mano, permanecía clavado en su sitio como pidiendo el socorro de un alma caritativa. Por fortuna entró en esto la condesa, y Felipe, sintiéndose salvado, acercose presuroso a ofrecerle sus respetos.

Power, con una tarjeta que ostentaba su nombre. La puerta permanecía entreabierta e inmóvil, fija en esta posición por un gancho interior para que dejase entrar el fresco del pasillo. Fernando miró por el espacio abierto, sin ver otra cosa que la mitad de una mesa ocupada por artículos de tocador.

Gustábame recorrer sola los senderos del bosque y permanecía durante horas enteras junto a la cascada, recordando nuestra última entrevista y pensando en lo que haría si me le viese aparecer alegre y encantador, con aquella expresión en los ojos que me había agradado tanto en el Zarzal y que después no había vuelto a ver brillar para .

Mientras tanto, los clamores desesperados del niño despertaban también a la doncella de Lilí, Magdalena, que dormía allí cerca, y acudía esta presurosa en su auxilio; tranquilizábalo con gran cariño, hacíale acostar y permanecía sentada junto a su camita, hasta dejarlo dormido nuevamente.

Todos triunfaban y vivían regaladamente escalando cada día un lugar más elevado, mientras él, el pobre y desvalido Pecado, permanecía siempre en su nivel de miseria, insignificante, sin que nadie le hiciera caso ni fuese por nadie distinguida su persona en el inmenso mar de la muchedumbre. ¿Por qué era esto, cuando él valía más que toda aquella granujería de levita?

Siete años de triple martirio, no ya en el corazón, como los años anteriores, sino en la carne y en la conciencia. Ya no eran las tentadoras imágenes de antes, fingidas por la humareda que se elevaba del corazón; era la experiencia de la carne, el recuerdo de lo pasado, que, no obstante haber pasado, permanecía actual sobre mi piel, como la cicatriz de las heridas.

¡Laurier!... Los ojos de Julio examinaron con larga duda al militar antes de convencerse. ¡Laurier este oficial ciego que permanecía inmóvil en el banco como un símbolo de dolor heroico!... Estaba aviejado, con la tez curtida y de un color de bronce surcada de grietas que convergían como rayos en torno de todas las aberturas de su rostro.

Ocho semanas hacía que estaba sin colocación y sus escasos medios se encontraban casi agotados, cuando Ah-Fe derramó en sus manos el subsidio inesperado. La plúmbea niebla se hizo más intensa con la noche, y los faroles entraron temblando a la vida, mientras la señora de Galba, absorta en dolorosos recuerdos, permanecía aún asomada a su ventana tristemente.

Al cabo de unos momentos, éste, que se había dejado caer en un sofá y permanecía inmóvil, con la cabeza abatida sobre el pecho, dijo a su cuñado: Perdóname, Pablo... Deseo quedarme solo... No estoy en este momento para hablar. Pablito se apresuró a retirarse. Pasó un largo rato. La puerta se abrió de nuevo sin que el joven lo sintiese.

Hasta el odioso Pimentó, que permanecía invisible, tuvo que trabajar en tales preparativos. Su mujer, al encontrarle en el camino, le ordenó que buscase músicos para la tarde. Eran, como él, vagos y borrachines; seguramente los encontraría en casa de Copa.