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Actualizado: 17 de junio de 2025


El tiempo pasa. El juramento se olvida. El amor se apaga. »Clara, al conocer sus nuevos compromisos, le pregunta: «Otra bien amada obtiene tus atenciones; ¡el que ocupa a todas horas mi pensamiento ha podido hacerme traición!» »Clara le perdona, le llora y se dispone a morir...

Una noche la vio: le salía al encuentro con los brazos extendidos, las manos abiertas, el rostro alzado al cielo, y profirió esta palabra: «PerdonaLa ilusión fue tan intensa, que el joven se despertó con los ojos bañados en lágrimas.

Parece que usted no perdona a ninguna, «desde la princesa altiva, a la que pesca en ruin barca». Pero aquí estoy para velar por la moral. Ya la moral huyó de Grecia, ya no se baila el rigodón. empezó a cantar el comandante, repitiendo un pasaje de cierta zarzuela bufa muy popular. Al mismo tiempo tiraba por las narices a la joven, quien se apartó con furia. ¡Déjeme usted, chinchoso, feo, patoso!

Al llegar a la esquina de la calle de la Montera, Hojeda volvió en de pronto y dijo en el tono afectuoso y humilde que le caracterizaba. ¡Buena matraca te he dado, Miguelito! Perdona a este viejo chocho y vete con Dios a descansar, que aquí nos separamos. Miguel se despidió de él apretándole con efusión la mano.

-Tal podría correr el dado -dijo don Quijote- que todo lo que dices viniese a ser verdad; y perdona lo pasado, pues eres discreto y sabes que los primeros movimientos no son en mano del hombre, y está advertido de aquí adelante en una cosa, para que te abstengas y reportes en el hablar demasiado conmigo; que en cuantos libros de caballerías he leído, que son infinitos, jamás he hallado que ningún escudero hablase tanto con su señor como con el tuyo.

Yo muy bien que no debo tener esperanza; nunca la he tenido, se lo juro; yo que ama usted a otro... Esas palabras, las he pronunciado a pesar mío, mi amiga, mi hermana, al oírla llorar sobre mi pecho. ¡Le suplico que me diga que me perdona!... Yo haré lo que usted quiera, no volveré a verla más, renunciaré a mi única alegría: la de contemplarla. Puedo soportar todo excepto su enojo.

, ; ya voy viendo que no somos una perfección indicó la santa irguiéndose en el asiento como para mirarla más de lejos . Cuando hay arrepentimiento el Señor perdona. ¡Pero usted, por lo visto, tiene una frescura para mirar estas cosas de la moral...!, frescura que no le envidio. Usted está casada: ya que la conciencia no le remuerde por un lado, ¿cómo no le escuece por el otro?

No, no lo sabrá nunca. ¿Por qué le perdoné la vida sino para que fuera mi hijo? El teatro representa una celda; en el fondo, a la izquierda, habrá un reclinatorio, en el cual estará arrodillada LEONOR; se ve un crucifijo pendiente de la pared delante del reclinatorio LEONOR. Ya el sacrificio que odié mi labio trémulo y frió consumó... perdón, Dios mío, perdona si te ultrajé.

Dígame que le perdona. Hay veces que si lo atrapara por mi cuenta, al miserable... Intentó un gesto de amenaza, pero no pudo levantar la mano, que se crispó bajo los harapos que la cubrían en parte. Después siguió diciendo con voz vacilante: Otras veces... otras veces... Y parecía buscar penosamente los jirones de su pensamiento fugitivo.

El corazón de un niño perdona fácilmente, y el mío no era el menos dispuesto a los sentimientos dulces y expansivos. A la mañana siguiente se me preparaba una gran sorpresa, y a mi ama el más fuerte berrinche que creo tuvo en su vida. Cuando me levanté vi que D. Alonso estaba amabilísimo, y su esposa más irritada que de costumbre.

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