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Actualizado: 17 de junio de 2025
Por donde son generalmente aborrecidos algunos hombres que al forastero le seducen, mientras otros, duros, violentos, agresivos, suelen caer en gracia. El disimulo, que es el talento de las naturalezas rudas y vulgares, no se perdona jamás en provincia, quizá por ser el vicio predominante en todas las relaciones sociales.
49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? 50 Y dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz. 1 Y aconteció después, que él caminaba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el Evangelio del Reino de Dios, y los doce con él,
'Tía de mi alma, a fuerza de pensar y padecer, he llegado a desprenderme de todas las pasiones, y a no sentir en mí ni odio ni venganza'. Dice que la perdona cristianamente, por esto y lo otro y qué sé yo qué... pero en cuanto a hacer vida común, ni que se lo mande el Papa. Y a renglón seguido me marea para que la vaya a ver. 'Tía, visítela usted, entérese... sondéela, a ver cómo se presenta.
Soy yo, Flora respondió la voz de Jacinto de Fresnedo. ¿Puedes abrir? La joven tardó unos instantes en contestar como si vacilara. Perdona, Jacinto. Nos íbamos en este momento á acostar, porque ya es un poco tarde. ¡Niña! exclamó desde la cocina el abuelo. Eso no está puesto en razón. En mi tiempo nunca se dejó marchar á un mozo que viene de lejos sin convidarle á descansar. Abre á ese muchacho.
Quise levantarme, y sentí que la fuerza me faltaba, que la sangre se helaba en mis venas y arterias, que un horrible zumbido me hacia perder la vista, el oido y la conciencia de mi ser; en fin, que un vértigo se apoderaba de toda mi organización. Era el mareo, ese cólera de los mares que no perdona á ningún viajero y vence aún á los mas vigorosos temperamentos!
Mi persona... Y revolviendo el garrote le doy con toda mi fuerza en el brazo y le hago soltar de la mano el suyo. En seguida le arrimé tres ó cuatro vardascazos en el cogote. Toma, para que te acuerdes del hijo de la tía Jeroma. ¿Pero eres tú, Bartolo?... Perdona, hombre, no te conocía. Y viene y me da la mano diciéndome: Yo contigo nunca tuve sentimiento alguno.
La escena que sigue nos ofrece á Zelora y Mahamud hablando de sus amores: tan grande es la violencia de su pasión, que discurren sin precaución alguna acerca de su criminal proyecto; es fácil, por tanto, á Razonte conocer hasta los detalles más insignificantes de la conjuración, y se apresura á descubrirla al Sultán; éste hace ahogar á Mahamud y á los demás conjurados, pero perdona á Zelora, á quien siempre ama, y le asegura que la amará también en lo sucesivo; pero ella lo trata con desprecio, rechaza su perdón, y se mata en su presencia.
¿Cómo anda el cuarto del príncipe? Don Baltasar de Zúñiga no perdona medio de captarse la voluntad de su alteza; como que dicen que hace versos con él. Y aun poesías eróticas... No comprendo bien, señor. Composiciones amorosas. No; no, señor; eso se queda para el duque de... Montiño se detuvo afectando la confusión de quien ha pronunciado una palabra inconveniente y peligrosa.
Tie gracia. Jacinta no sabe tener rencor... ni se acuerda de usted para nada... Pero de eso a que me mire con buenos ojos... Pues no faltaba más sino que la quisiera a usted como me quiere a mí... Por cierto que ha hecho la niña merecimientos para ello. Con que la perdone debe darse por satisfecha... ¿Y me perdona de verdad?... ¿pero es de verdad? ¿Pues qué duda tiene?
Algunos, Visita y Paco entre ellos, querían coronarlo, pero él prefirió correr a su cuarto para mudarse de pies a cabeza. Entró con él la Regenta para ayudarle. ¿Y don Fermín? preguntó. Tu don Fermín es un botarate, hija mía, y perdona contestó Quintanar de mal humor, mientras se mudaba los calcetines. Y refirió a su mujer todo lo que les había sucedido, menos el hallazgo de la liga.
Palabra del Dia
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