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Pero estos rompecabezas, que en tiempos pasados preocupaban algo a los vagos, amigos de averiguar vidas ajenas, ya, por ser de todos los momentos, han llegado a parecer cosa natural y corriente. Familiarizada la sociedad con su lepra, ya ni siquiera se rasca, porque ya no le escuece.

El haberle quitado el novio, ¿significaba para ella la simple humillación del orgullo femenino, herida hecha en la vanidad, que escuece pero se cura, o sería tal vez el robo de sus ilusiones y la muerte de sus esperanzas?

, ; ya voy viendo que no somos una perfección indicó la santa irguiéndose en el asiento como para mirarla más de lejos . Cuando hay arrepentimiento el Señor perdona. ¡Pero usted, por lo visto, tiene una frescura para mirar estas cosas de la moral...!, frescura que no le envidio. Usted está casada: ya que la conciencia no le remuerde por un lado, ¿cómo no le escuece por el otro?

Esto lo ayuda a serenarse. Se vuelve hacia Gertrudis. Ella se oculta el rostro en las manos y gime dulcemente. ¿Sufres mucho? le pregunta él. Esto me escuece. Mete el pie en el agua; se te refrescará. Ella deja caer sus manos y lo mira con sorpresa. Eso me ha hecho bien a dice él mostrando su frente, por donde corren todavía las gotas de agua.

Has pecado, has padecido; pecar y padecer son dos aspectos de una misma cosa; por consiguiente, tienes el sentimiento de la liberación... Usando una parábola, te escuece en las muñecas el grillete de la vida».

¡Ah, buen mozo! dijo . Esto marcha, ¿verdad? Ya no hay fiebre, ya no hay nada de peligro. Las heridas marchan bien. Debes sentir en ellas una picazón de mil demonios; algo así como si te hubiesen metido avispas bajo los vendajes. Es la formación de los tejidos, la carne nueva que escuece al crecer. Jaime se dio cuenta de la verdad de estas palabras.

Era prohibido tocar a los reos; pero el populacho se desquitaba cubriéndoles de escarnios y maldiciones. ¡Ah! ¡ah! ¡mártires del Diablo, ya veréis cómo escuece! ¡Que os echen dos puñados de sal y un tantico de orégano! ¡Que le metan a ésa un cohete por debajo del rabo pa que le conozco su madre cuando la quema! Una mujer gritó desde una ventana: ¡Arrepentíos, desdichados; pensad en los infiernos!

No llevo á mal que la Francia reconocida haya levantado aquel suntuoso mausoleo á sus grandes hombres; no llevo á mal tampoco que Voltaire sea un grande hombre que ocupe un lugar en el espléndido mausoleo de su patria; lo que digo es que me huele á cosa francesa, una cosa que pica y que escuece, el que un sacerdote católico diga misa sobre los sepulcros de Voltaire y de Diderot.

, hijo mío, aquí estoy viéndote llorar como San Pedro después que hizo la canallada de negar a Cristo. ¿Te arrepientes de lo que has hecho? , ... amri... ¡Haber pegado ti!... ¿Doler ti mocha? ¡Ya lo creo que me escuece! Yo malo... yorando días mochas, poique pegar ti... Amri, perdoñar ... ... perdonado... Pero no me fío. Tomar palo le dijo alargándoselo Venir qui... cabe .