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Actualizado: 9 de junio de 2025


Chichoy había ido á entregar unos trabajos para don Timoteo Pelaez, un par de pendientes para la recien casada, á la sazon en que demolían el kiosko que en la noche anterior había servido de comedor á las primeras autoridades. Aquí Chichoy se ponía pálido y sus cabellos se erizaban.

Entonces tal vez su nombre brillaría hoy en la Historia como la fundadora de una secta religiosa á par de Ana Hutchinson: quizás habría sido una especie de profetisa; pero probablemente los severos tribunales de la época la habrían condenado á muerte por intentar destruir los fundamentos en que descansaba la colonia puritana.

De improviso sus ojos irradiaron un rápido fulgor vago y sombrío, atentos al Oriente se tornaron, y trémulos sus labios exclamaron, con acento á la par triste y bravío: ¡Ah! ¡en mi busca se acercan! ¡huye! ¡véte! ¿no escuchas el rumor vago y perdido que crece, que se acerca, que arremete, de la rauda carrera de un jinete y de feroces perros el ladrido?

A la sombra de los altos plátanos funcionaban las peluquerías de la gente huertana, los barberos de «cara al sol». Un par de sillones con asiento de esparto y brazos pulidos por el uso, un anafe en el que hervía el puchero del agua, los paños de dudoso color y unas navajas melladas, que arañaban el duro cutis de los parroquianos con rascones espeluznantes, constituían toda la fortuna de estos establecimientos al aire libre.

Mas ¿para lograr este fin no será siempre mejor escribir cartillas que no poemas o novelas? Todo cuanto enseñe la más sabia novela del día podrá cifrarse acaso en un par de planas de la más modesta cartilla.

Vuestra es la culpa, señor, que me habéis rebajado a la par de la servidumbre. El mayorazgo, los honores, las caricias, todo es poco para Gonzalo. Precisáis, además, cubrille de joyas, como a un santo milagroso, dalle todo lo bueno; el mejor caballo, la espada más rica, y gastar en sus galas más de lo que podéis. ¡Oste!

Noto, le dije, al par que caminábamos hácia la Concordia, que la arqueología de usted tiene instintos atroces. Seria menester, amigo mio, que diese usted más humanidad á sus caballerescos antojos. No son antojos caballerescos; son quimeras artísticas. Pues seria menester que tuviese usted quimeras artísticas más amables.

Recogían, sobre todo el segundón, los juramentos y palabrotas de los gañanes, y andaban siempre con la boca hinchada de obscenidad y ardiendo, uno y otro, en esa urgencia carnal que ataca, de ordinario, a los donceles. Beatriz prefería al mayor, que era rubio y hermoso; pero saboreaba desde luego la femenina fruición de esperanzarlos a la par.

Mas cierta agitación inexplicable hacía prever alguna desdicha. Llegaron septiembre y octubre. La turbamulta de visitantes que sólo pide sonrisas al mar, habíase eclipsado. En cuanto á , allí me estaba, clavado á causa de mi obra no terminada, á la par que por el singular atractivo que tienen esas estaciones intermedias.

Su hijo, que la encontró llorando, enfurecióse y prorrumpió en denuestos contra los beatos. A pesar de esto, la enferma, que iba ya penetrándose de su estado, exigió con dulzura y firmeza a la par que viniese el cura. Raimundo, disgustado, llamó en su apoyo, para negarse a ello, al médico. Este contestó al principio evasivamente.

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