Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de junio de 2025
Cuando la niña hubo partido, Ester dió un par de pasos hacia el sendero que atravesaba la selva, aunque permaneciendo todavía bajo la espesa sombra de los árboles. Vió al ministro que avanzaba solitario apoyándose en una rama que había cortado en el camino.
Si por casualidad aquél guardaba silencio, no había miedo que éste lo turbase; horas enteras se pasarían sin comunicarse nada. Muchas veces, después de comer, se sentaban ambos al par de la chimenea; era el momento en que a Miguel le asaltaba la melancolía; se acordaba de su padre, de la triste suerte que le había cabido separado de él, viviendo sin familia hacía ya tantos años.
Navarro y otros, ¡son más de dos!, soldados fueron, por do subieron yo subiré. Mi Rey D. Carlos ¡entre en París! y Dios y él solo de polo a polo han de reinar. Y por premiarnos, ¡grano de anís!, tal bizarría ya Dios envía de orbes un par. Capitán tente, ¡bravo español!, Pizarro aguarda que una alabarda falta al Perú.
Dos veces se repitió durante el sacrificio esta tremenda al par que memorable escena: dos veces el preste espuso el Santísimo permaneciendo impávido en el altar como su leal ministro, dispuesto á dejarse sepultar bajo la desquiciada mole del templo, mientras todo á su alrededor era terror de muerte, tropel y gritería.
Yo le mandé que él y un gañán se colocasen tras las dos hojas. «Cuando os diga «¡ahora!», abrís de par en par.» Monté en la jaca y me puse el revólver en la mano. «¡Ahora!» Se abrió la puerta, y yo salí echando demonios. Ustés no saben lo que es la probesita de mi jaca. Me sortaron no sé cuántos tiros, pero ¡na!
Iba el loco por las calles cubierta la cabeza con un bonete rojo: decíase predicador apostólico y canónigo de santa Catalina; acompañábale por lo general otro postulante, y en el lugar donde le parecía conveniente se detenía, y ya sobre una piedra ó encaramado en una ventana ó en otro lugar semejante alzaba el grito, no tardando en verse rodeado de un numeroso grupo de gente desocupada y maleante, la cual, si bien celebraba sus dichos, solía con frecuencia interrumpir los macarrónicos latines y los panegíricos de don Amaro, que contestaba con donosas puyas y desvergüenzas á sus interruptores, ó bien harta ya su paciencia, salía corriendo tras alguno armado de un par de piedras ó de un palo, sin que nunca, sin embargo, se diera el caso de agredir á nadie.
Me han agradado tanto estos cuentos que no sé resistirme a la tentación de poner un par de ellos en castellano.
Es portentosa la multitud de pajarillos que alegran estos campos y alamedas. Yo estoy encantado con las huertas, y todas las tardes me paseo por ellas un par de horas. Mi padre quiere llevarme a ver sus olivares, sus viñas, sus cortijos; pero nada de esto hemos visto aún. No he salido del lugar y de las amenas huertas que le circundan. Es verdad que no me dejan parar con tanta visita.
Ganas tuve de no traerlo respondió Manuel sonriéndose, y entregando a su madre unas madejas. ¿Y por qué, hijo? Es que me acordaba de aquel que iba a la feria, y a quien daban encargos todos sus vecinos. Tráeme un sombrero; tráeme un par de polainas; una prima quería un peine; una tía, chocolate; y a todo esto, nadie le daba un cuarto.
Entre las múltiples propiedades de este metal, ella había notado principalmente una, la de acabarse en los momentos en que más falta hacía. El portamonedas no contenía más que un par de pesetas y algunos cuartos.
Palabra del Dia
Otros Mirando