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Actualizado: 9 de junio de 2025
Vimos elegantes, y dionos esto excelente idea. Realmente hubimos de confesar que la fonda nueva es la mejor; pero es preciso acordarnos de que la Fontana era también la mejor cuando se instaló; ésta será, pues, otra Fontana dentro de un par de meses.
Reprodúcese la lección lo mismo que ya la conocemos; el maestro aconseja a su neófito que no se mueva, que salte nada atrás y así sucesivamente; Gómez se despide de su profesor, después de haber comprado un par de espadas de combate y la manopla. EUSTAQUIO. Será muy extraño que mañana por la mañana se hagan daño alguno.
Decid á vuestro rey que si cumple lo convenido entre nosotros, no tocaré una piedra de sus castillos ni un cabello de sus súbditos; pero que de lo contrario, os seguiré de cerca, llevando conmigo una llave que abrirá de par en par cuantas puertas él nos cierre. Y ¡ay entonces de Carlos y ay de Navarra!
Olvidado éste de sus trabajos políticos y en pasiva rebeldía contra su madre, que apenas si le hablaba, llegó el domingo de su elección. Triunfo completo. Ya era diputado. Pasó la noche estrechando manos, recibiendo plácemes, aguantando serenatas, y a la mañana siguiente corrió a la casa azul par recibir la irónica enhorabuena de Leonora. Lo celebro mucho dijo la artista.
En una de estas evoluciones de zigzag, introdújeme en el gabinete frontero, abierto de par en par, y púseme a desarreglar cachivaches y muñecos que estaban bien colocados. En esta ocupación me entretenía, cuando se me aproximó el banquero ofreciéndome su ayuda. Le di las gracias con la menor sequedad que pude, y me pidió la merced de un cuarto de hora para escucharle lo que tenía que decirme.
Cuando están asadas se ponen en una olla y se les echa para cada par de perdices dos jícaras de aceite, dos de vinagre, un vaso de agua, seis dientes de ajo, seis granos de clavillo, diez de pimienta, tres hojas de laurel y la sal necesaria.
Figaro. ...Ennuyé de moi, dégoûté des autres... supérieur aux événements, loué par ceux-ci, blâmé par ceux-l
El cielo, la vida, las gentes, todo se tornó a sus ojos sombrío, negro, al par que hondo, misterioso y lleno de sentido. Trató de mirarlo todo con una mirada semejante a la de la muchacha. Y todo se le presentó bajo un aspecto nuevo.
Dos veces había tenido que esconderse mientras el teniente Martínez, erguido dentro de su uniforme viejo, que le venía muy ancho, galvanizada su flacura de enfermo por un deseo de mostrarse sano y arrogante, entraba en Villa-Rosa, por la puerta abierta de par en par, como si fuese el dueño.
Hay momentos en los que todo hombre es mujer, en los que toda virilidad es apagada por las lágrimas. Nuestro viaje, cuya distancia se recorre durante la primavera en un par de horas, duró siete, en medio de aquel océano de nieve, cuyas grandes oleadas parecía que iban a tragarnos a cada instante.
Palabra del Dia
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