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Actualizado: 25 de julio de 2025
El resto de la conversación no fue escuchado por la joven. Un pensamiento desolador absorbía su espíritu. Pero en breve fue despertada por el alboroto de las despedidas. Promesas de volver a verse pronto, apretones de manos, actitudes coquetas, graciosas muecas, sonrisas afectuosas, todas estas manifestaciones vehementes parecían brotar de los sentimientos más sinceros.
En pie, a cierta distancia del corro, Andrés la contempló sin pestañear buen rato, siguiendo con atención sus movimientos. Celesto se había colado dentro de la giraldilla, y estaba causando entre las mozas mucha risa y algazara con sus dicharachos y muecas: las abrazaba, les pasaba la mano por el rostro cuando bien le venía, les pegaba fuertes empujones, sin que ninguna se diese por ofendida.
Algunas de esas «huellas» que la realidad dejó en la formación ó ideación de un personaje escénico, han pasado á la historia. Garrick declara en sus «Memorias» que los gritos, muecas y lívida desesperación de cierto amigo suyo que perdió el juicio porque una hija de dos años se le había caído á la calle desde un balcón, le sirvieron después para componer el borrascoso carácter del «rey Lear».
Provinciano de éstos había capaz de renunciar a la esperada credencial con tal de poder contar en su pueblo que había sido dueño de cualquiera de aquellas infelices, condenadas a estar siempre haciendo muecas voluptuosas con la cara pintada y trenzados con las piernas presas en las desvergonzadas mallas.
Por detrás de él Gloria me solía hacer mil muecas, poniéndome en grave peligro de perder la serenidad y echarlo todo a rodar. Dos veces, en el espacio de ocho días, me invitaron a comer. Los manjares predilectos de aquellos seres eran tan extravagantes como ellos. Don Oscar cogía a puñados los berros y se los metía en la boca y los rumiaba como un buey. Además, hacía uso inmoderado del vinagre.
Cuando concluyó, todos empujaron los cartones hacia adelante. Paco comenzó á tirar granos de maíz á las señoras, que se alborotaron como gallinas en el corral, y muertas de risa dispararon iguales proyectiles contra el agresor, quien, haciendo muecas y contorsiones cómicas, fué á refugiarse en un rincón de la estancia.
¿Que derramo sal?... Prueba esta agua y verás cómo no está salada repuso la traviesa niña tomando un poco del río con el hueco de la mano. Joyana quiso probarla, en efecto, pero antes que lo efectuase Flora se la arrojó á la cara. Con esto el minero se alegró mucho más y sonreía haciendo muecas de mono. Oye, Plutón: ¿no es verdad que apetece comerse esta manzanita colorada sin mondarla siquiera?
Yo me alcé de hombros... ¿Qué tenía que ver eso conmigo?... Recorrimos en silencio, siempre del brazo, unas callejuelas imposibles. Las casas, aunque rígidas e inmobiles, hacíannos al pasar muecas y gestos, unas veces de paz y amor, otras de odio y cólera. Pululaban allí lechuzas, viejas y ánimas en pena. ¿Has notado, Nanela pregunté a mi amada que en esta ciudad siempre es noche?
Un instante después aparecía en el despacho el rostro espantable del paisano Barragán. Lo primero que hizo antes de saludar fue cerrar cuidadosamente la puerta. Luego, dirigiendo miradas torvas en derredor y entregándose a una serie de muecas a cual más odiosa y espeluznante, avanzó cautelosamente hacia Tristán y le puso una mano sobre el hombro.
Deseaba advertir a su esposa que le disgustaban las conferencias con el Duque, sus apartes, sus muecas y sonrisas que iban ya tomando carácter de verdaderas coqueterías. Pero conocía por experiencia a Venturita, y se temía a sí mismo.
Palabra del Dia
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