Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de octubre de 2025
Y Tiburcio respondía riendo siempre: Tiempo te sobró para matarle cuando estabas suelto. Ahora te atamos por caridad y para que no mueras. Blasfemó, chilló e insultó de nuevo Pedro Carvallo. Teletusa pensó y propuso ponerle una mordaza, pero no lo consintió donna Olimpia y con voz imperiosa dijo: Llevadle al desván con los otros, echad la llave y traédmela. Que pasen allí la noche.
Combatir contra la carne es virtud. Y no tener que combatirla, cosa mejor que la virtud misma. ¡Está bien! tendré que ver impasible a tu amigo traerla libros detestables, historias de crímenes y amoríos perniciosos, y yo, su propio hermano, no podré oponerme. Está claro; la libertad para el mal, al bien la mordaza.
Empuñó D. Pedro su puñal y dijo a Aliatar en voz muy queda: Si se mueve Vd., le mato. Los suyos vendrán en seguida a buscarnos. 45 Mi palabra le doy, Gómez de Aguilar. No necesita Vd. mordaza para mí. Se la quitó su enemigo. Fiaba en la palabra de Aliatar como en la suya, porque la fama del alcaide de Loja era la de un perfecto caballero. 50
Ultimamente, el doctor don Vicente Maza, el secretario de Rosas y procesador de los reos, murió también degollado en la sala de sesiones; de manera que Quiroga, sus asesinos, los jueces de los asesinos y los instigadores del crimen, todos tuvieron en dos años la mordaza que la tumba pone a las revelaciones indiscretas. Id ahora a preguntar quién mandó matar a Quiroga. ¿López? No se sabe.
Todo eso está muy bien, pater, pero el rey siempre arriba, ¿estamos? y los demás a callar y obedecer. ¡El papa no calla nunca, señor barón! Pues se le pone una mordaza. ¡Quisiera yo ver ¡porra! ¡reporra! ¡cien veces porra! quién se la ponía estando cerca Fray Diego de Areces! gritó el clérigo alzándose convulso y echando fuego por los ojos.
Vamos a ver si te callas, Golondrina; no hay que gritar tanto por un arañazo, dijo uno de los hombres soltando una brutal carcajada. Despachemos antes que pase gente por la carretera, añadió el otro hombre. ¿Qué haremos de esta mujer? preguntó el que tenía sujeta a Polonia. Atarle las manos a la espalda, ponerle una mordaza y dejarla para que vaya a contarle a su amo lo que voy a decirle.
Salió, en esto, de través un ministro, y, llegándose a Sancho, le echó una ropa de bocací negro encima, toda pintada con llamas de fuego, y, quitándole la caperuza, le puso en la cabeza una coroza, al modo de las que sacan los penitenciados por el Santo Oficio; y díjole al oído que no descosiese los labios, porque le echarían una mordaza, o le quitarían la vida.
Sin lengua, ¿qué sería, Andrés, de los chismosos, canalla tan perjudicial en cualquier república bien ordenada? ¿Qué de los abogados? Ni existiera sin lengua la mentira, ni hubiera sido precisa la invención de la mordaza, ni entrara nunca el pecado por los oídos, ni hubiera murmuradores ni bachilleres, que son el gusano y polilla de todo buen orden.
A las once de la mañana subió el antropólogo a su laboratorio, echó cuidadosamente el pestillo de la puerta y se dirigió al oscuro desván donde yacía su nieto. Había llegado el momento supremo. Desatolo, le quitó la mordaza y, después de reanimarlo con palabras y caricias, lo llevó a la pieza más clara de la guardilla y lo sentó sobre una mesa que tenía al objeto preparada.
Salió desde la Inquisición con las mismas insignias que el pasado, mordaza, coroza y capotillo de llamas y Cruz verde en las manos; pero estando ya en la Iglesia antes de oir su sentencia abrió los ojos, para abjurar sus errores con clarísimas señales de bien convertido y mucho consuelo de los católicos: leyósele su sentencia con méritos y fue relajado a la justicia y brazo seglar con confiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizante, relapso y confeso.
Palabra del Dia
Otros Mirando