Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de mayo de 2025
Así que dio fin a la taza, levantose de la silla, y sin decir adiós se alejó a paso lento, solapado, balanceando el tronco esbelto de su figura al través de las mesas y las sillas, en dirección del mostrador. Ya empezó el ojeo. Matusalén toma vientos dijo Rivera mirándole con curiosidad. Los demás volvieron también la cabeza y sonrieron.
Quisiera poder partir yo también, añadió Constanza, mirándole á través de sus lágrimas y sonriéndose tristemente. Pero en tiempo de guerra sólo nos está permitido consumirnos de impaciencia entre los muros de una fortaleza, hilando ó bordando, mientras que allá, en los campos de batalla... ¡Ah, de qué sirvo yo en este mundo!
Se había quedado con la tacita de café olvidada en una mano, mirándole fijamente. La punta de azul eléctrico danzante en sus pupilas la conocía Lubimoff. Era la mirada de oferta de los silencios femeninos, la invitación á la violencia, á la toma de posesión, que tantas veces había encontrado ante su paso de millonario vencedor.
Mirándole á usted creo que los años pasados vuelven á pasar, pero en sentido inverso, y todo lo recuerdo poco á poco... Ese joven se llamaba Ricardo, y tal vez se habrá casado con aquella muchachita de la Pampa á la que le daban un nombre de flor. Estos recuerdos, los únicos que resurgían en su memoria vivos y bien determinados, le inspiraron la amarga tristeza que infunde el bien ajeno.
Se separó del viejo, mirándole fijamente, mientras hablaba en voz baja, algo silbante por el temblor de la cólera. ¡Atención, tío! Afortunadamente, se había expresado en español y no podían entenderle los que estaban cerca de ellos. Si se permitía insistir en tales apreciaciones, corría el peligro de recibir una bala como respuesta. Los oficiales del emperador no se dejan insultar.
Don Andrés estaba allí mirándole con sus ojillos de color de aceite que brillaban entre las arrugas con una expresión de autoridad. Me has dado la gran noche, Rafael. Sé dónde has estado. Vi anoche cómo te embarcaste con esa mujer, y no han faltado amigos que os han seguido para saber dónde ibais.
¡Oh! dijo Dunsey, riendo sardónicamente, mientras se acercaba a su hermano mirándole a la cara , supongamos que vos mismo os proporcionarais el dinero, para evitarme esa molestia, ¿qué os parece? Puesto que fuisteis lo bastante bueno para entregármelo, no me neguéis la amabilidad de devolverlo en mi lugar; ya sabéis que fue por amor fraternal que procedisteis así.
Puedes cenar aquí, si no quieres ir en seguida á tu casa. Torrebianca hizo un movimiento negativo. No pienso volver á mi casa. Dijo esto con tal energía, que Robledo quedó mirándole fijamente. Mostraba una excitación que hacía temblar sus manos y atropellaba el curso de sus palabras.
Al verle con aquella enfermedad tan mala, que era, según ella, una reventazón del talento en la cabeza, la tía roma no tenía sosiego: iba mañana y tarde á enterarse; penetraba en la alcoba del chico, y permanecía largo rato sentada junto al lecho, mirándole silenciosa, sus ojos como dos fuentes inagotables que inundaban de lágrimas los flácidos pergaminos de la cara y pescuezo.
Zambulló la cara hasta las cejas en el gran cuello de pieles, guardóse prontamente en el bolsillo la dentadura y apretó a correr hasta llegar sin resuello a la puerta del aposento. ¡Perrrverrsa suerrte! Sabadell le seguía sin descanso, y deteníase al fin a la puerta del cuarto vecino sin osar acercársele, pero mirándole de hito en hito, extrañado, atento, receloso...
Palabra del Dia
Otros Mirando