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Actualizado: 25 de julio de 2025
Sí, ese es don Custodio, el liberal don Custodio, tiene las cejas fruncidas porque medita algun proyecto importante... si se lleváran á cabo las ideas que tiene en la cabeza, ¡otra cosa sería! ¡Ah! aquí viene Makaraig, ¡tu compañero de casa! En efecto venía Makaraig con Pecson, Sandoval, é Isagani. Tadeo al verlos se adelantó y les saludó. ¿No viene usted? preguntóle Makaraig.
No obstante, por más que la opinión favorable de sus paisanos sea un bálsamo precioso para cicatrizar las heridas del corazón, todavía no está satisfecho y medita seriamente un día y otro en venir a zumbar a Madrid, a fin de que se le oiga en todos los ámbitos de la península.
Esa calle es hermosa, porque vive; es lo contrario de esas calles inanimadas e inexpresivas que pregonas. Tú mismo has dicho que las casas se amontonan, se empujan; buscan el abrigo de la catedral. Sí; parece que las casas están dotadas de volición y de movimiento. Cada una tiene su personalidad, su alma, su fisonomía, su gesto, su biografía. Una medita; otra sueña; otra ríe; otra bosteza.
Si existe ese juez, de quien no quieres ocuparte, ¿esperas que se dará por satisfecho, si al llamarte á juicio le respondes: «¿y á mí qué me importaban vuestros mandatos, ni vuestra misma existencia?» Antes de desatar tu lengua con tan insensatos discursos, date una mirada á tí mismo; piensa en esa débil organizacion que el mas leve accidente es capaz de trastornar, y que brevísimo tiempo ha de bastar á consumir; y entónces siéntate sobre una tumba, recógete y medita.
A partir de entonces, Cristeta recobró aparentemente la tranquilidad de espíritu, sobre todo en el teatro y en presencia de gentes extrañas; hasta se dejó cortejar; pero con frecuencia se quedaba ensimismada, sujeta al imperio de una idea, como persona que medita y fragua un plan calculando todos los casos, incidentes y peripecias que en su desarrollo pueden sobrevenir.
La joven, más alta y esbelta, caminaba á pequeños saltos, como un ave que sólo sabe volar, contoneándose sobre sus empinados talones. Las dos miraron con inquietud á este hombre que surgía inesperadamente entre las ruinas. Mostraban el aire preocupado y temeroso del que va á un lugar prohibido ó medita una mala acción.
Pero si vuelve al día siguiente y mira todo aquello, y lo medita para adivinar el pasado que desapareció, se adquiere una idea mejor, y á cada visita se siente que la Alhambra crece en la imaginación y tiene mas y mas encantos.
¿Por qué?... No: tú no debes batirte... ¡Yo soy, yo, el que ha de matar a ese miserable! exclamó fogosamente el hermoso mancebo. Gracias, Pablo, gracias respondió Gonzalo gravemente con voz temblorosa, apretándole la mano con efusión. Eso no puede ser. Medita un poco sobre el asunto, y verás que te engañan tus buenos deseos y el cariño que me tienes. Costó mucho trabajo convencerle, sin embargo.
El solitario Hay se consagra entonces a estudiarla con ahínco; escudriña, medita, prescinde de sus sentidos corporales; desecha de sí la memoria, se olvida del mundo sensible, hasta de la imaginación se despoja, y ya con la pura esencia del pensamiento, se hunde por lóbregos senderos en el abismo de su propia alma. Allí al cabo se le aparece la radiante y divina luz del día eterno.
Un hermoso rizo de cabellos negros, sujeto... con... no recuerdo... dijo la reina poniéndose un rosado dedo en los labios, como quien medita... ¡ah! ¡sí!... con un pequeño lazo de diamantes... en el cual estaban esmaltadas nuestras armas. ¡Nuestras armas! Sí por cierto; era uno de los seis lazos que para que me sirviera de sobreherretes, me había regalado vuestra majestad.
Palabra del Dia
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