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Actualizado: 10 de mayo de 2025
He aquí una verdadera joya dijo la reina . Ahora, siéntate y escucha, y recógete el cabello entre tanto. Doña Clara se sentó. La reina, con voz trémula, la contó punto por punto lo que la había acontecido con el rey. Cuando la reina concluyó guardó silencio, y no pronunció ni una disculpa ni una súplica.
Si existe ese juez, de quien no quieres ocuparte, ¿esperas que se dará por satisfecho, si al llamarte á juicio le respondes: «¿y á mí qué me importaban vuestros mandatos, ni vuestra misma existencia?» Antes de desatar tu lengua con tan insensatos discursos, date una mirada á tí mismo; piensa en esa débil organizacion que el mas leve accidente es capaz de trastornar, y que brevísimo tiempo ha de bastar á consumir; y entónces siéntate sobre una tumba, recógete y medita.
Estoy hecha una ruina..., vivo de milagro, no hay que darle vueltas... Dejémoslo aquí por hoy; y ahora, recógete... y medita; pero con serenidad, con todo tu discernimiento. Pésalo y mídelo todo bien... y ya verás cómo, al fin y al cabo, vamos a estar de acuerdo.
«¿Sirven estos ramos de caracoles?» dijo la del guarda de consumos, mostrándolos en la puerta de su casa. Ya lo creo. Llévalos. Y tú, Rita, recógete esas melenas, mujer, que pareces una cómica. Es preciso que estéis todas muy decentes. La mujer del sereno se disponía a encender el farol de su marido y a ponerlo colgado del chuzo en la reja de la cocina.
Como aún no habían encendido la luz del recibimiento, sólo columbró un bulto, una sobra y pudo oír dos o tres palabras que se dijeron, al despedirse, Jacinta y la rata eclesiástica. Esta fue entonces al cuarto de su sobrino, y hallole dando vueltas en él. «¿Qué tal te encuentras, catecúmeno?» le dijo con mucho cariño. Regular, casi bien... Espero dormir esta noche. Recógete temprano.
No... recógete el pelo con una redecilla, con una cinta... Así estás muy bien... estás mejor... con esa melena alborotada... Pareces una Herodías que hay en un cuadro de Palacio... Vamos, avíate... súbete esos pelos... Mira que es muy tarde... A ver, yo te ayudaré. Sentose Refugio, y la Bringas le arregló la abundante cabellera en un periquete.
Palabra del Dia
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