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Actualizado: 18 de noviembre de 2025
Velázquez estaba de alegrísimo humor, quizá porque su querida no lo tenía tan melancólico como otras veces y se había avenido á bailar unas seguidillas con Frasquito, cosa que hacía mucho tiempo no se había podido recabar de ella. En la corriente de la conversación se habló de fruta, y el majo manifestó que había recibido aquel mismo día de Medina unos albérchigos magníficos.
No pienses más en irte á Medina, ni en que esas manos de cera trabajen para comer: casa tienes en Cádiz, y mientras yo viva tan señora serás en ella como la reina en su palacio... El mismo silencio obstinado por parte de su compañera. Dí, ¿no quieres venirte conmigo? ¿Serás tan rencorosa como todo eso? profirió ansioso y acongojado.
Que vivieron en el Cuzco cuatro almirantes, lo comprueba el árbol genealógico que en 1861 presentó ante el Soberano Congreso del Perú el señor don Sixto Laza, para que se le declarase legítimo y único representante del Inca Huáscar, con derecho a una parte de las huaneras, al ducado de Medina de Ríoseco, al marquesado de Oropesa y varias otras gollerías. ¡Carillo iba a costarnos el gusto de tener príncipe en casa!
Entró sin hacer ruido y fué á sentarse cerca de ella. Hacía ya tiempo que debía estar en Medina, pues se había despedido de su madre sólo por diez ó doce días; pero después de haber visto á su antigua novia y haberla hablado se le hizo imposible la vuelta. De nuevo quedó preso en aquel amor, el primero y el único de su vida.
Desaparecieron un día de Medina, alquilaron casa en la capital, cuyos gastos subvencionaba todos el majo á título de huésped ó protector. La hija enloquecida de amor, la madre de gratitud, no echaron de ver el peligro á que se exponían ni la desagradable impresión que este paso causó en el pueblo. En efecto, muy poco después Soledad sucumbió á las instancias de su adorador.
A lomo de unas cuantas mulas traes contigo un tesoro de despojos; oculta en bolsa de cuero, bajo el sayo y pegada a tu carne, llevas gran cantidad de piedras preciosas, de tal valor algunas que podrías, vendiéndolas, adquirir con su precio la mitad de Castilla, o restaurar en todo su esplendor a Medina del Campo, que el ejército fiel a nuestro monarca Carlos de Gante, robó y asoló casi en los mismos días en que nos escapamos nosotros del convento en busca de aventuras.
El tunante de tu hermanito se ha escapado de Medina y anda por ahí con otros perdidos. ¡Si pone los pies en esta casa cuenta conmigo! Soledad prometió no recibirle si lo intentaba. Pero esto era fácil de prometer y no de cumplir. Un día, hallándose sola en la tienda, se presentó de improviso Miguel, escuálido, andrajoso, muerto de hambre. ¿Qué iba á hacer la pobre sino socorrerle?
Pero trataremos mas adelante esta cuestion reproduciendo algunos fragmentos de Medina Azzahra. Esto significa en árabe Kalat-an-nosor, de donde hemos formado Calatañazor. La dinastía de los Umeyas dió al trono de Córdoba diez y seis príncipes: hemos hecho mencion de los diez primeros, únicos con quienes tiene relacion la historia de la fundacion y engrandecimiento de la mezquita Aljama.
Un recuerdo penosísimo dijo Morsamor se despierta en mí al ver la danza de las bayaderas y evoca un espectro que dormía desde hace medio siglo en los abismos de mi memoria, espectro que aparece ante mi conciencia, afligiéndola y atormentándola. Fue en mi primera juventud, en la magnífica feria de Medina del Campo. Allí vi y conocí a Beatriz: a la única mujer que de veras me ha amado.
¿Qué es de tu vida, Manolo?... ¡Hace un siglo que no te veo!... ¿Por qué no vienes á casa? le dijo con la sonrisa en los labios, apretándole afectuosamente la mano. Pero después de haber soltado tales palabras se hizo cargo de su imprudencia y se puso roja como una cereza. Ando bastante ocupado con un asuntillo que me ha encomendado mi madre... El jueves me voy á Medina. ¿Para volver?
Palabra del Dia
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