Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de octubre de 2025
Nueva reverencia, mientras sus ojos entornados se cosían cínicamente al rostro de Lucía, alumbrado por los moribundos tizones. No, espere usted gritó Artegui levantándose y asiéndole de una manga sin ceremonia, al ver que volvía la espalda.
Veía los jinetes de la Guardia civil rompiendo la marcha, los timbaleros de la ciudad vestidos de rojo, y las cruces de las parroquias agrupadas sin orden en torno de la manga de la catedral, enorme, pesadísima, como un globo cubierto de figuras bordadas.
»Está muy versado en el ejercicio de la profesión De-Hinchú, que siguió por algunos años, hasta que se hizo sobrado grande para entrar en la manga de su padre, o bailar en un sombrero. El dinero que tan generosamente le fue entregado lo he gastado en su educación; ha leído de cabo a rabo los Clásicos, pero creo que sin gran provecho: sabe poco de Lao-Tsé y absolutamente nada de Confucio.
Por la mañana bien temprano volverían á comenzar. Según caminaban por el monte abajo, la Pura se había ido quedando un poco rezagada. Tiró un poco de la manga de la camisa á Nolo y acercándose á su oído cuanto pudo le dijo en voz apenas perceptible: Tengo que hablarte... Vuelve en seguida. Turbado quedó el mancebo.
Voy a cambiar el papel y oirá cosa buena: la marcha de El Profeta. Isidro le contestó con una carcajada, al mismo tiempo que la grasienta odalisca tirábale de la manga para advertirle su equivocación. ¡Pero tío, si soy yo! dijo Maltrana. ¿Y quién eres tú?... Isidro, el hijo de su hermana. Me he casado, vengo con mi mujer a comprar unas cosillas, y he querido verle para que me aconseje.
En cierta ocasión, estando las dos planchando las enaguas de una muñeca, la cruel muchacha le dijo con cierto tonillo de burla: Si tanto me quieres, ¿a que no eres capaz de ponerte por mí esta plancha en un brazo? María levantó con decisión la manga del vestido y aplicó la plancha encendida al brazo, ocasionándose una horrible quemadura.
Bien decía yo que no había de faltar. ¡Eh!, muchachos, aquí lo tenéis. Todo el grupo rodeó en un momento á Lázaro. Es el que habló anoche. ¡Bien por el pico de oro! dijo uno, agitando su gorra. Que venga con nosotros; nombrémosle capitán dijo Tres Pesetas, que se había erigido en alférez y llevaba una cinta amarilla en la manga.
De repente, en el calor de su explicación, hizo este un brusco movimiento con el brazo y pegó en la paleta del niño; desprendiósele esta con fuerza de la mano, y fue a caer sobre la manga izquierda de Jacobo, manchándosela toda de pintura. El muchacho retrocedió un paso, poniéndose lívido.
Era imposible: creyó firmemente que sólo iban transcurridos unos minutos desde su salida del club... Y tuvieron que alejarse, molestados por la curiosidad de un burgués que hacía de polizonte en tiempo de guerra; un miliciano del príncipe de Mónaco con traje civil, llevando un brazal de colores en la manga y un revólver al costado.
Delante de nosotros empezó a funcionar una manga de riego. ¿Por qué salen a relucir las mangas de riego cuando llueve? No pretendamos averiguarlo. Hay más misterios en el cielo y en el Municipio de los que puede soñar la filosofía.
Palabra del Dia
Otros Mirando