Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de octubre de 2025
De las faltas que hay o puede haber en éste, yo absuelvo al autor, porque tengo la manga ancha. Yo digo, como el Dios que imagina Gœthe en «El Prólogo en el cielo» de su «Fausto»: «Es irrt der Mensch so lang er strebt».
Una tarde, en la rue Royale, vió á un subteniente de pocos años, casi un niño, que marchaba al lado de su novia con una manga vacía. Mauricio también había perdido un brazo; estaba segura de ello. Por eso sus cartas breves, de una alegría penosa, eran siempre dictadas.... ¡No importa! Ella sería el apoyo de su esposo; su brazo sustituiría al brazo ausente.
Iba á responder éste, acometido de súbita indignación, pero Quino, ilustre siempre por su prudencia, le sujetó por la manga de la camisa diciendo en voz baja: ¡Déjalo! ¡déjalo! Es peor. Se hicieron, pues, los suecos. Regalado prosiguió su monólogo que hacía volver la cabeza y sonreir á los que estaban cerca.
Ved: en su manga derecha Se perciben dos galones, Y de Maipo los cordones Que la patria le donó: Cabo inválido, sin brazo, Solo le resta en la tierra Pedir despues de la guerra Una limosna por Dios! A la puerta de la iglesia Rememora sus hazañas, Y las gloriosas campañas Que en otros siguió; Y mostrando con orgullo De su frente un ancha herida, Pide con voz dolorida Una limosna por Dios!
Y como este sombrero, que tiene un forro blanco con un letrero que dice: Redón, le recuerda tantas cosas, él le pasa la manga con amor por la copa. Y luego se lo pone con las dos manos y se aleja un poco inclinado, tosiendo, pasándose suavemente la mano por su barba blanca. «Pepita: Yo tengo unas amigas. No te pongas pálida.
La procesión salió en buen orden de la iglesia a las ocho en punto de la mañana. Rompían la marcha el sacristán y los monaguillos, que llevaban el estandarte, la manga de la parroquia y dos cruces de plata, a uno y otro lado de la manga. Después muchísima cera, esto es, multitud de hombres con velas encendidas caminaban en dos hueras.
Es una ruina, un tronco seco; el pájaro que cantaba en sus ramas debe haber volado hace mucho tiempo. Novoa muestra igual discreción. Contempla el uniforme del otro, su manga ocupada por un brazo falso; pero sólo habla de lo sucedido en los últimos meses de un modo general, con vagas lamentaciones. ¡Las cosas extraordinarias que han pasado! ¡Cuántos amigos muertos!
No será de más decir que ambos vestían de seglar por las noches, con sendas levitas negras de largo faldón y manga apretada, botas de campana y enormes sombreros de felpa. Un buen cuarto de hora invirtieron antes de llegar a las cercanías del café. Una vez allí, ofuscados por las luces como cándidas mariposas, quisieron caer, y retrocedieron. Lo mejor será esperarle hacia su casa.
Porque pensar que cumpliera por él su hijo, era pensar los imposibles... «¡Caray, qué muchacho ese!» Y movía un poco la cabeza, y se sobaba el codo izquierdo, haciendo subir y bajar la manga de la levita con todo el hueco de la mano derecha aplicada allí.
Quince años dice que le sirve ese criado, pues bien, en ese tiempo él debía hablar español y no V. bicol. Esta razón le debió parecer tan fuerte que se sonrió, sacó de la manga otro tabaco, y ... en efecto, pidió en bicol á su criado el primer fósforo, inaugurándose la segunda parte de fuegos artificiales.
Palabra del Dia
Otros Mirando