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Actualizado: 23 de junio de 2025


Cuando el viajero hubo mirado largamente el lindo paisaje, que ya se perdía en lontananza, dejose caer, como hombre fatigado, en la esquina, y sus brazos exhaustos pendieron a ambos lados de su cuerpo, mientras se le escapaba del pecho leve suspiro, que más que a pesares sonaba a cansancio.

Ocupaba uno de sus frentes una chimenea de mármol blanco, y formaba el otro una gran ventana de cristales, abierta de arriba abajo, que dejaba entrar el sol a raudales y permitía ver la verdura del parque en primer término, la arena de la playa más lejos y el azul del mar en lontananza.

Mas arriba se destacan en lontananza gigantes mas y mas colosales, cuyas cabezas refulgentes se pierden en las vagas ondulaciones de las nubes . En unos trechos los hielos descienden hácia el golfo congelado, en desiguales latitudes, como las puntas desgarradas de un encaje terminando una inmensa colgadura de armiño.

Cuando llegué á la meseta, vi á mi derecha la línea sombría del arenal, cortar en lontananza una faja de horizonte más lejana aún, ligeramente ondeada, azul como la mar, inundada de sol, y que parecía abrir en medio de aquel paraje desolado la repentina perspectiva de alguna región radiante y pintoresca: era en fin la Bretaña.

Todo un mundo de insectos vive y zumba en las praderas de los pastos; el aire es suave, y el hombre guía sus ganados por fragosidades llenas de hierba, desde las cuales la mirada divisa en lontananza la helada corriente.

Desde las cumbres en que la vista se cierne más libremente por el espacio, también se ven numerosas cimas que se comparan unas con otras, y que se hacen comprender mutuamente. Por encima del contorno sinuoso de las alturas que se elevan al otro lado del valle, se vislumbra en lontananza otro perfil de montaña, azulada ya; después, más allá aún, tercera y hasta cuarta serie de montes cerúleos.

Quedóse Carmen sola, sentada en el sofá de terciopelo carmesí, muy fofo y deslucido. Sobre la blancura agria de la cal destacaban en las paredes unas láminas cromadas, con marcos de madera un poco apolillados. En lontananza una consola sostenía sendos fanales colmados de flores de trapo, incoloras y deformes.

Algunos seguían su camino á lo largo de los rieles, pensando que la suerte les sería más propicia en otro lugar. Don Marcelo anduvo toda la mañana. La cinta blanca y rectilínea del camino estaba moteada de grupos que venían hacia él, semejantes en lontananza á un rosario de hormigas. No vió un solo caminante que siguiese su misma dirección.

El cielo estaba obscuro por aquel lado, bajas las nubes, que como grandes sacos de ropa sucia se deshilachaban sobre las colinas de lontananza; a la derecha campos de maíz, ahora vacíos, enseñaban la tierra, negra con la humedad; entre las manchas de las tierras desnudas aparecían el monte bajo, de trecho en trecho, las pomaradas ahora tristes con sus manzanos sin hojas, con sus ramos afilados, que parecían manos y dedos de esqueleto.

Ya en lid con los elementos en el ancho mar a solas, no traen hasta mi los vientos los rumorosos lamentos de aquellas vencidas olas; y apenas la vista alcanza su velámen arrogante, que se ofrece a semejanza de blanco espectro gigante, alzándose en lontananza. ¡La nave...! ¿Quién sabe cierto si los que surcando van de los mares el desierto llegarán salvos al pueblo? ¿Quién sabe si volverán?

Palabra del Dia

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