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Actualizado: 29 de junio de 2025


En ese tiempo encontró a María Teresa. Fue en casa de una de las parientas de su madre; en el de una condesa que figuraba entre las veneradas «tías» del marido de Lola. Iba a estas reuniones Fernando cuando de cinco a siete de la tarde no encontraba mejor distracción a su aburrimiento.

Pero ha sido sólo un momento, claro está; después don Juan me ha dicho: » Don Lorenzo Sarrió me ha encargado que le entregue a usted esta cesta, y Pepita, Lola y Carmen me han dado para usted muchos recuerdos. »Estos recuerdos, Pepita, yo los he encontrado más dulces y más buenos que las tortadas que había dentro de la cesta.

La primera no replicó nada a esta observación y callaron un buen rato. Al cabo la segunda dijo poniéndole una mano sobre el hombro: ¿Sabes lo que estoy pensando, Asunción? ¿Qué? Que debías decírselo todo. Lola es buena niña, aunque tenga el genio vivo. ¿No te acuerdas cuando nos pegamos y nos arañamos porque le quité de ser la mamá?... Ya ves que le pasó en seguida...

Vinieron también el barón y la baronesa de Rag por primera vez. Clementina les dió la preferencia colmándoles de delicadas atenciones. El barón era plenipotenciario de una nación importante. El ministro de Fomento Jiménez Arbós, Pinedo, Pepe Castro y los condes de Cotorraso entraron casi a la vez. A última hora, cuando faltaban pocos minutos para las siete, llegó Lola Madariaga y su marido.

Esta chiquilla está loca..., me desperdicia todo... cosas finas... ¡y para quién, vean ustedes!... ¡Con una taza de caldo que les diesen!... ¡Y el vestido... el vestido azul estropeado! Diciendo lo cual, se aproximó disimuladamente a Lola y le apretó con ira el brazo. Baltasar intercedió una vez más: era su santo, un día en el año.

Luisa, sin embargo, se resolvió a hacer lo que pretendía a despecho de su amiga, y llegándose a Lola, le dijo: Mira, Asunción tiene que decirte una cosa; ve a sentarte junto a ella. Lolita se vino hacia la melancólica niña y le preguntó cariñosamente tocándole la cara: ¿Qué tienes que decirme, Chonchita?

Aquí Asunción cesó de hablar, y Lola, que la escuchaba con tristeza y curiosidad, aguardó un rato a que continuase, y viendo que no lo hacía, le preguntó: Pero, ¿por qué me decías que después de contármelo no iba a darte más besos y todas aquellas cosas?... Al contrario, ahora te quiero más... mira como te quiero. Y Lolita al decir esto le daba apasionados besos.

Ni la carcajada de Lola, ni la sonrisa burlona de las otras damas consiguieron extinguir la emoción gratísima que el vivo interés de su amada le hizo experimentar. Ramoncito Maldonado se hallaba en el otro coche acompañando a Esperancita, a su madre y a otras damas y damiselas a quienes tenía el decidido propósito de encantar con su plática.

Estaban allí ya la marquesa de Ujo y su hija, siempre con las sayas a media pierna, el general Patiño, Lola Madariaga y su marido, Clementina Salabert con su dama de compañía Pascuala y otras varias personas, entre ellas el padre Ortega. Como en realidad a él le correspondían los honores de la tarde y era el director de la fiesta, todos le rodeaban formando grupo en medio del salón.

Abocose a ella la comandanta, como un edecán de parada, para decirle que en la calle, frente al mismo portal, se había puesto un condenado pianito, tocando jotas, polkas, y la canción de la Lola; que esto era una irreverencia y no se podía consentir.

Palabra del Dia

rigoleto

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