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Actualizado: 12 de junio de 2025
Avíseme cuándo habrá locutorio y sabré juntamente cuándo tendré gusto», etc. Llevó el billetico la andadera; no se podrá creer el contento de la buena monja sabiendo mi nuevo estado. Respondióme de esta manera: RESPUESTA «De sus buenos sucesos antes aguardo los parabienes que los doy, y me pesara de ello a no saber que mi voluntad y su provecho es todo uno.
CHABREGY. Sí, señora; pero ¡demasiado tarde...! Figúrese usted que después de la última lección la señorita me dijo en voz baja: «¡Caballero! Tengo que preguntarle una cosa a solas. Le espero en el locutorio...» ¡Yo no desconfiaba ni pizca...! Ocurre con mucha frecuencia que una discípula le pida a uno aclaraciones; no puede rehusarse este benévolo repaso.
Déjate de tonterías replicó ella apoyando los codos en la reja interior y sosteniendo la cabeza entre las palmas de las manos, actitud de aburrimiento que tomaba siempre que estaba largo rato en el locutorio . ¡Ay, Miquis, esto es morir! Con tu permiso, eso es vivir. ¿Pues qué creías tú?... La vida toda es cárcel, sólo que en unas partes hay rejas y en otras no.
Sin embargo, se comprendía lo elevado de su cuna en la distinción de sus maneras. Adelantó gravemente hasta el centro de la parte del locutorio, situado del lado allá de la doble reja, y comprendió en una reverencia su saludo para doña Catalina y Quevedo. Ya nos une esa víbora dijo para sí don Francisco , yo haré que nos desuna.
Entre tanto, la madre Misericordia, que se había quedado abstraída é inmóvil en medio del locutorio, se dirigió de repente á la salida en un exabrupto nervioso, y dijo, saliendo á un espacio cuadrado donde estaba el torno, á una monja que dormitaba junto á él: Sor Ignacia, que vayan á buscar al momento á mi confesor. DE LOS CONOCIMIENTOS QUE HIZO JUAN MONTI
Aquí, señora. Dádmela. No veo... no veo dónde está, señora. La abadesa se levantó y pidió una luz, que fué traída al momento. Entre el fondo iluminado de la parte interior del locutorio y la reja, había quedado de pie, escueta, inmóvil, la negra figura de la abadesa, semejante á un fantasma siniestro. No se la veía el rostro á causa de su posición, que la envolvía por delante en una sombra densa.
Pues imaginad ahora que llega un momento en que el demonio, las solteronas, una prima fea ó un sobrinillo amable, llevan medio recado, y se concierta una cita, y se abre á media noche cualquiera de los ventanuchos del callejón, ó se utiliza como locutorio el ojo de la llave de la puerta falsa.....
¿Pero cómo pudo vuestro amigo entregar... anoche esas cartas á la reina? Es sobrino del cocinero del rey, y tiene amores en la servidumbre de la reina. Me habéis maravillado, don Francisco... yo creía que lo sabíamos todo... Pues ya habréis visto que hay muchas cosas que ignoráis. Madre abadesa dijo en aquellos momentos á la puerta del locutorio una monja , aquí han traído una carta para vos.
De los tres pisos de esos radios el inferior contiene los talleres de trabajo, y los dos superiores las celdas de habitacion de los reos, miéntras que en la parte central se hallan los locales destinados al servicio de los empleados. Debajo del despacho, al nivel de los patios, están el locutorio para las visitas á los reos, la oficina y otras piezas de menaje.
Esa morada oscura, ese castillo viejo y ruinoso, eso que parece más bien la barraca de unos pescadores, es el local de la Municipalidad de Paris: el locutorio de los paisanos ó del pueblo, le parloir aux bourgeois. La Municipalidad quiso entonces mejorar de vivienda, y resolvió comprar la casa de la Greve.
Palabra del Dia
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