Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de mayo de 2025
Y el helenismo del pobre muchacho consistía en fumar por primera vez, beber copas de marrasquino, único licor que toleraba su paladar de calavera griego, enviar cartitas de amor en versos clásicos a las costureras o a las hijas de ciertas señoras de clases pasivas que pasaban la velada en el Café de Peláez o en el de la Universidad, y en desaparecer por media hora en algún portal de los callejones inmediatos, llevándose tras él a la infeliz que paseaba la acera haciendo su guardia.
Pues me ha dicho que si la señora quiere, naturalmente, se pondrá en la escalera cuando pase el Santísimo y tocará la marcha real...». El otro infeliz murmuró algo, con marcado acento extranjero, llevándose a la gorra la temblorosa mano. «¡Pero qué cosas se le ocurren a este hombre!
Para expresar Ricardo con más vehemencia su protesta, se puso de pie, llevándose una mano al pecho.
En la escena inmediata conocemos á Doña María, dama portuguesa que ha ido á la India disfrazada de hombre para buscar á Don Manuel, su antiguo amante, de quien ha tenido un hijo, y que la ha abandonado, llevándose consigo al tierno Dieguito.
¡Ese trasto de Quevedo! gritó Torquemada llevándose un puño á la boca y mordiéndoselo con rabia. Le voy á sacar las entrañas....
A las 4 de la misma mañana, mandó el mismo General situar una bateria de cinco cañones, en un puesto que dominaba la de los enemigos cuyo fuego perfectamente dirigido, produjo la ventaja, que lo abandonaren en menos de una hora, y que poco despues se presentasen 30 vecinos de Tinta, que afirmaron haberse ausentado de aquel pueblo toda la familia de José Gabriel Tupac-Amaru, llevándose la plata sellada, labrada, alhajas y demas efectos de valor, de que se habian apoderado desde los principios del alzamiento.
Si el otro compraba una jaca española cruzada, ya estaba Ramoncito vendiendo la suya inglesa para adquirir otra parecida; si le daba por saludar militarmente llevándose la mano abierta a la sien, a los pocos días Ramoncito saludaba a todo el mundo como un recluta; si tomaba una chula por querida, no tardaba mucho nuestro joven en pasear por los barrios bajos en busca de otra.
Llevaos las velas añadió. El señor os las regala para que vuestras familias las guarden como recuerdo. Los trabajadores comenzaron a desfilar ante Dupont, con sus cirios apagados. Muchas gracias decían algunos, llevándose la mano al sombrero. Y el tono de su voz era tal, que no sabían los que rodeaban a Dupont si éste llegaría a ofenderse.
La suerte se encargó de reanimar acto seguido su confianza. El banquero ganaba otra vez, llevándose todas las sumas depositadas en ambos paños de la mesa. Pero esto no convenció al príncipe. Continuaba sintiendo miedo, y su inquietud le hizo ser brutal. Se colocó á espaldas de Spadoni para hablarle discretamente, mientras miraba en otra dirección.
El capitán recordó las grandes invasiones de la Historia: Jerjes, Alejandro, Gengis-Khan, todos los conductores de hombres, que avanzaban llevándose los pueblos en masa detrás de su caballo, transformando á los siervos de la tierra en combatientes. Sólo faltaban las hembras soldadescas y los enjambres de chiquillos para que fuese exacta esta semejanza con los éxodos guerreros del pasado.
Palabra del Dia
Otros Mirando