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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Sentado á un lado de la cocina, limpiándose el sudor que corría en abundancia por su frente, y mirando con cierta vanidad inevitable á pesar de la situación, su magnífica merienda, perfectamente arreglada, estaba el cocinero mayor.
Pasó un buen rato limpiándose el sudor y haciéndose aire con el pañuelo. Parece mentira, Fernandito dijo con su acento zumbón que viviendo aquí tengas ánimo para pensar en amores. Yo soñaría con un botijo grande, inmenso cual una de esas torres, lleno de agua fresca como la nieve. Pues aún nos queda por ver otro infierno: sólo que este es más pintoresco.
Rubia también y separada de su marido. Es una observación que vengo haciendo desde largo tiempo dijo Gustavo Núñez echándose atrás en la silla y limpiándose la boca para beber . Todas las señoras que no están de acuerdo con sus maridos se pintan el pelo de rubio.
Venía el bárbaro dando resoplidos, cual si le rindiera la fatiga de tanto negocio como entre manos traía, y arrojando su pavero en el rincón y limpiándose con un pañuelo en forma de pelota el sudor de la nobilísima frente, soltó este gruñido: «Vengo de en ca Bicerra... ¿Ustés me recibieron?
Cuando el toro, recobrando su agresiva fiereza, bajó las astas, el torero rodó hacia las patas, poniéndose de este modo fuera de su alcance, y el animal pasó sobre él, buscando vanamente en su feroz ceguera el bulto al que acometía. Se levantó Gallardo, limpiándose el polvo, y el público, amante de las temeridades, le aplaudió con el entusiasmo de otros tiempos. No sólo celebraba su audacia.
¿De veras, chiquillo? De veras, María-Manuela. Toma una caña por la gracia. Venga la caña. Velázquez echó al aire el contenido, lo recogió con singular destreza y lo vació después en la boca sin perder una gota. ¡Eso sabrás tú hacer, desaborío! exclamó María-Manuela. En mis buenos tiempos sabía algunas cosas más manifestó el majo limpiándose con calma los labios. Pronto has venido á menos.
Carlota estaba aterrada: se había refugiado en un rincón, mientras Mario, ayudado por el mozo que había acudido al ruido, trataba inútilmente de separarlos. Al cabo de muchos esfuerzos lo consiguieron. D. Laureano tenía un arañazo en la mejilla, del cual brotaban algunas gotas de sangre. ¡Qué loca! ¡qué loca! decía limpiándose con el pañuelo. Perdonen ustedes el mal rato.
Limpiándose las mejillas con su pañuelo, fuése la muchacha a la sala, llena de zozobra, detrás de doña Rebeca. Muy urbano y sereno, don Rodrigo la cometió a un interrogatorio prolijo y grave acerca del trato que recibía y de si convivía gratamente con aquellos señores.
¿Quieres más, zarramplín, quieres más? exclamó ella al cabo de un rato entre risueña é irritada limpiándose con el delantal las lágrimas que corrían de sus ojos. ¡Ya me sacaste del alma lo que tenía allí guardado, gran zorro!
¡Malos peces vos coman, arrastrás! ¿No veis á esa probe mujer que vos ascucha? gruñó el viejo pescador, interponiéndose entre las dos mujeres y señalando á la viuda. ¡Ayyy! suspiró ésta al oirlo, limpiándose los ojos con las greñas. ¿Falta dinero? Pus hacervos la cuenta de que se lo tragó la tierra, y en paz.... Vengan esos cuartos añadió el viejo en tono brusco.
Palabra del Dia
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